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Los rituales ocultos que hay detrás de algunas danzas del Carnaval

Es un acto en donde la vida y la muerte se encuentran para danzar.

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El Carnaval de Barranquilla es una fiesta producto de la mezcla de diversas razas como la negra, indígena y española, que en nuestra manifestación cultural mestiza y fantástica, hace que cada año se libere una gran euforia alrededor de estas, generando un ambiente lleno de danzas, figuras y colores que revelan el alma colectiva de La Arenosa.

Sin embargo, al ojo del observador profundo, en el trasfondo de los desfiles y sus bailes podemos ver mensajes espirituales pertenecientes a rituales ocultistas que la mayoría desconocen.

AL DÍA decidió investigar los rituales que ocultan algunas agrupaciones folclóricas que le dan vida a la fiesta cultural más importante de Colombia.

TORITOS EN EL CEMENTERIO

Pocos conocen que los integrantes de la Danza del Torito practican un ritual mortuorio antes de participar en los desfiles carnavaleros, acudiendo generalmente al Cementerio Calancala donde entran con el reconocido traje bailando a través de los pasillos llenos de bóvedas. Tocan cada tumba hasta llegar al mausoleo donde reposan los restos de sus fundadores, los miembros de la familia Fontalvo. A estas almas y a las de otras personas que pertenecieron a esta reconocida danza se encomiendan los nuevos toritos para pedirles que los acompañen durante el recorrido. “Es un acto tradicional cargado de un gran sentido espiritual, en el que para ellos la vida y la muerte se encuentran para danzar”, explica la periodista cartagenera Maira Castillo, especialista en folclor y danza.

También se comenta de otros rituales con difuntos en los que miembros de otras comparsas depositan dentro de sus zapatos fotos de bailarines fallecidos para que le den las energías que tenían en vida para danzar de manera incansable y con soltura.

Otra de las danzas que mantiene ciertos secretos es la del congo, no permiten que personas ajenas a la agrupación toquen las banderas. A estas le ponen cascabeles en sus astas con el objetivo de que su sonido los guíe durante el recorrido

EL DRÁCULA POSEÍDO

El poder de los disfraces en el esoterismo y rituales africanos son muy conocidos, a ellos se les atribuye la facultad de poseer a las personas y convertirlas en la criatura o espíritu del cual está disfrazado. En el Carnaval vemos cientos de disfraces que cambian la manera de ser de quien lo usa, haciéndolos más extrovertido generalmente. Sin embargo, hay otros que por su aspecto fantasmal transmiten otro tipo de energías.

Un caso escalofriantemente fue el que le ocurrió a Benjamín García, quien durante 25 años se disfrazó de Drácula en estas festividades. En 1988, García tuvo que acudir al psiquiatra, toda vez que tenía una fijación por el cuello de las mujeres y lo único que anhelaba era poder morderlos.

Su afinidad con el personaje fue tal que se mandó a sacar dos dientes para hacerlo más real, porque se le veían los colmillos más grandes. “Comencé a tenerle miedo al sol, incluso supe que algo andaba mal cuando me compré un ataúd para dormir en él y que mi closet estaba vacío, ya que solo tenía una camisa blanca y una capa negra para vestir”, declaró.