¿Qué Pasa?

Álvaro Gómez, el manejador de las estrellas salseras

Willie Colón, Óscar D’ León, Gran Combo, entre otros, en su empresa.

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Álvaro Gómez Cuartas es tal vez el único colombiano que cono­ce a grandes celebridades de la salsa internacional, más allá de la música que los ha hecho brillar en los escenarios del mundo.

Sus pasiones, sus debilidades, sus sentimientos, en fin, esa parte inter­na del yo de las celebridades que no trasciende fácilmente al público; es­te sanandresano de 54 años la conoce casi al dedillo.

Recuerda, por ejemplo, el espíri­tu caritativo del fallecido boricua Ti­to Gómez, quien cantó con la Sonora Ponceña y Niche, entre otros.

“Era como una sucursal de la Cruz Roja, le daba donaciones a todo el que podía. Siempre tenía un billete dis­ponible para dárselo a quien lo nece­sitara y se lo pidiera”, afirma. “Tito también era un excelente chef, y tenía siempre una broma lista para expre­sarla. Fue mi gran amigo”, rememora con algo de nostalgia.

A Willie Colón lo describe como un gran conversador, capaz de pasar de un tema musical a uno social; y termi­nar su discurso con un profundo aná­lisis de tipo político.

“También es muy astuto, sagaz y so­bre todo muy inteligente, da gusto es­cucharlo hablar”.

Sus palabras para referirse al gran maestro Rafael Ithier las busca como en el aire, y las esboza así: “Humildad pura, y un buen negociante, en eso se parece mucho a Jairo Varela. Rafa es como una calculadora humana, todo lo cuenta y si no le pagas lo que pide, sencillo, no hay toque”.

El venezolano Óscar De León es un derrochador de energía y un tipo muy sencillo.

“Óscar no exige lujos, él es feliz co­miéndose una empanada”.

Sobre Andy Montañez expresó que como Ithier, es el fiel retrato de la hu­mildad, disciplina y profesionalismo.

Si hay alguien sinónimo de vanidad entre los salseros, ese es, según Álva­ro Gómez, el cubano Rey Ruiz. “Él sa­be lo que tiene, es coqueto por natu­raleza y muy perfeccionista”.

De Maelo Ruiz destacó su puntuali­dad y entrega total con el público. “Es impresionante, pero a él le dices que hay que estar a las 4:30 de la madruga­da en una emisora, y se despierta dos horas antes para no fallar a la cita”.

De Charlie Aponte se refirió así: “Es un cúmulo de ansiedad, nervios y vita­lidad, siempre quiere brillar”.

¿Pero por qué este isleño sabe tanto de estas celebridades? Se preguntarán muchos. Pues bien, desde hace 30 años Álvaro Gómez Cuartas ejerce con lujo de competencia la labor de representantes de artistas internacionales en Colombia. Y todas grandes figuras como las ya relacionadas.

DE LA MANO DE JUAN PIÑA

La actividad la inició en 1987 con Juan Piña, el sucreño fue quien les abrió las puertas de su agrupación y de ahí en adelante siguió su exitosa trayectoria de manager.

“Eran los años de La Renovación, Álvaro nos perseguía por todos los bai­les, era buen conversador y nos hacía magníficas entrevistas. Eso nos hizo amigos, al punto que le pedí que fuera nuestro jefe de prensa y relacionista público. Le tomé mucho aprecio por­que era muy ‘chisposo’, lo quiero como a un hijo. Es un profesional excepcio­nal, ya que anda en la música, pero no es rumbero, lo defino como un hombre muy serio y responsable”, sostuvo de él el ganador del Grammy Latino en 2012.

JAIRO VARELA SU OTRO SOPORTE

Si la puerta de entrada se la abrió Juan Piña, las puertas del mundo se las abrió a Álvaro Gómez el inolvidable Jai­ro Varela, fundador y director del Grupo Niche; del que fue mánager general en­tre 1989 y 1992.

Un video que hizo sobre el tema Listo Medellín, se convirtió en su pasaporte para recorrer con ellos los cinco conti­nentes.

“Llegué con todo el ímpetu universita­rio dispuesto a organizar, hacía mis co­municados de prensa y los repartíamos por muchas partes. En 1991 se vieron los resultados, se hicieron 190 presentacio­nes a nivel mundial”.

Al hablar de Jairo Varela la sonrisa con la que permanece se le disipa, y lo define en tres palabras: genio, celoso y apasionado.

“Él demostró que de la música se po­día vivir dignamente, a veces nos llama­ba Jorge Barón a decirnos que tenía un toque en el Madison Square Garden, pe­ro si no pagaba lo que Jairo pedía, sim­plemente no se hacía la presentación. Era un fumador empedernido, tosco pa­ra algunas cosas, de hecho así lo escri­bió en Busca por dentro. Llegaba luego de tres meses a su casa y le quitaba el control remoto a su mujer para ver fút­bol americano, sin siquiera abrazarla”.

Álvaro Gómez afirma que ingresó a esta actividad por pura curiosidad y pasión por la música.

Antes hizo radio en San Andrés desde la edad de 15 años, como comentarista deportivo en el noticiero La Voz de las Islas.

“Recuerdo que salía del Colegio Bo­livariano sin almorzar rumbo al pro­grama. Esta experiencia fue vital para enamorarme del periodismo, y aunque muchos me decían que lo mío eran los números, opté por radicarme en Me­dellín y estudiar Comunicación Social en la Universidad Bolivariana”, explicó Gómez a AL DÍA.

En Medellín siguió su trayectoria ra­dial, en 1986 se vinculó al equipo de La Guerrilla Deportiva del Grupo Radial Colombiano.

Su permanencia en la capital de la montaña la aprovechó para darse la ro­dadita por las grandes casas disqueras que manejaban el negocio de la música.

“Joe Arroyo despuntaba con Tumbate­cho, y yo vivía atento a los movimientos de todos los cantantes, me la pasaba metido en Discos Fuentes, Sonolux, Dis­cos Victoria y Codiscos, recogiendo in­formación de los Long Play que salían, también hacía entrevistas y las manda­ba a las emisoras de San Andrés”, re­memoró.

Asegura que fue uno de los primeros en hacer boletines de prensa, para con­tar lo que ocurría dentro de las agrupa­ciones musicales.

“En ese entonces los boletines solo los emitían las disqueras, así que me di a la tarea de escribir todas las nove­dades y enviarlas a los medios, con eso ya íbamos un paso adelante”.

De esta forma Álvaro se convirtió en testigo de la forma en qué se maduraba un éxito: desde la letra, los arreglos, la grabación y la promoción.

“Me gustaba ver cómo las canciones se tornaban en un vehículo único pa­ra transmitir emociones. Yo vi cuando el maestro Jairo Varela comenzó a es­cribir en una servilleta Una aventura, luego la manera cómo la socializó a los músicos y los arreglos que le hizo”.

CREA SU PROPIA EMPRESA

En octubre de 1992 decide crear su propia empresa AG Producciones. Co­menzó manejando a Tito Gómez cuan­do se lanzó como solista con Página de amor. “Trabajé también las orquestas femeninas caleñas Son de Azúcar, Ca­nela. Me llovían las contrataciones con Guayacán y Gran Combo de Puerto Ri­co, Puerto Rican Power, Alquimia, me­jor dicho esa fue la mejor decisión de mi vida”, aseveró.

A su proyecto se sumó luego David Pabón, quien llevaba siete años inactivo debido a s problemas jurídicos con unos empresarios puertorriqueños.

“Lo rescaté para una Feria de Cali en 1998, luego me recomienda a Maelo Ruiz, y lo convertimos en un fenómeno en 2005”.

Recuerda que ese mismo año Maelo fue la estrella internacional de un con­cierto de Brujitas en Puerto Colombia.

“Era tanta la gente que muchos se tuvie­ron que devolver a pie hasta Barranquilla, porque el transporte no dio abasto”.

En esta última década el sanandre­sano se convirtió en el representante exclusivo de Andy Montañez, Willie Colón, Óscar D’ León, Charlie Aponte, Gran Combo de Puerto Rico, Tito Nie­ves e Ismael Miranda.

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