¿Qué Pasa?

“El Coreano”, el picó más famoso de Barranquilla celebra sus 35 años

Reina en la barriadas populares y ahora es el vedete en las fiestas del norte de Barranquilla.

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Referirse al picó El Coreano en el ambiente musical de la ciudad equivale a aludir una marca registrada, a un ingrediente ligado a los más profundo del sentir de los melómanosbarranquilleros que se divierten en las verbenas, o los fines de semana se la vacilan en los estaderos.

Tal vez por eso su fama ha trascendido, y ahora no solo es la estrella principal en los espectáculos musicales de las barriadas del sur, sino una especie de vedete que buscan para amenizar fiestas privadas en los estratos altos de la ciudad: en residencias, clubes, entidades, e importantes discotecas de esos mismos sectores.

De una rumba en ‘Los recuerdos de ella’, un establecimiento de la mayor esencia popular anclado en el barrio El Bosque; El Coreano y toda su parafernalia electrónica y musical pueden trasladarse fácilmente a tocar en una fiesta particular en el encopetado club Lagos de Caujaral, como sucedió el 27 de diciembre del 2014 en una celebración de cumpleaños.

En ese sentido El Coreano ha roto todos los moldes en materia de presentaciones, incluso, de todos los picós de Barranquilla. Es el ‘pechiche’ con el que mucha gente del norte de la ciudad quiere darles a sus fiestas un toque singular, novedoso; y al mismo tiempo ligado a la costumbre raizal barranquillera del picó de la verbena de barrio, de la caseta, del estadero, o del cierre de cuadra en Carnaval. Su más reciente actuación en el norte fue el pasado 9 de julio, en la celebración del cumpleaños de la célebre actriz Kimberly Reyes, quien se destacó en los papeles de esposa de Joe Arroyo y Diomedes Díaz, en las bionovelas que sobre estos artistas emitió la televisión.


Revista Actual

“Fueron casi 24 horas de rumba en la casa de la actriz en el barrio Villa Santos, y pusimos a bailar y gozar a unas 200 personas entre ellas destacados figuras de la farándula nacional, como el actor Orlando Liñán y la presentadora Juliana Arango”, recuerda Ítalo Gallo Jr, disc-jockey y cabeza principal de esta poderosa máquina rítmica.

También ha sido el preferido para amenizar eventos de la talla de la Verbetronik, y bailes de entidades como la CUC y la Dian; asimismo en las discotecas Fundingue, la Fábrica y la Puerta de abajo.

“El 22 octubre del 2014 estuvimos en la discoteca Kinky de Bogotá, donde descrestamos a los cachacos”, agregó Ítalo Jr.

Así, paseando su música y tradición picotera literalmente por todos los rincones de la ciudad, y fuera de esta, El Coreano celebra hoy —personificándolo como un sonero salsero de carne y hueso—,35 años de ‘vida artística’. Esta conmemoración corresponde a los 35 años de su segunda etapa musical, ahora en manos de la familia Gallo que reside en el barrio Santa Elena de Soledad.

El Coreano en su versión inicial surgió a mediados de los años 60 en la calle 50 con carrera 18, barrio El Carmen de Barranquilla, de la mano del desaparecido Concepción Hernández Visbal.

Era un picó sin muchas pretensiones, construido para alegrarles la vida a los clientes que iban a beber ron y cerveza helada en una cantina que ‘Conce’ bautizó ‘Coreano club’.

Este nombre curioso lo escogió en honor a Alfonso Navarro Soto, su primo y hermano de crianza. Navarro hiparte del Batallón Colombia que estuvo combatiendo en la llamada guerra de Corea (1950-1953). “A Alfonso le amputaron la pierna derecha en un combate, y cuando regresó sus amigos empezaron a llamarlo ‘el Coreano’, de ahí salió el nombre del sitio porque mi papá lo quería mucho”, dijo en un reportaje publicado en AL DÍA César Hernández (QEPD), disc-jockey histórico en los inicios del picó.


La poderosa máquina picotera | Jhonny Olivares

El Coreano desapareció del medio verbenero en 1980, prácticamente con la muerte de su creador, ‘Conce’ Hernández, quien a las 12 de la noche del 31 de diciembre de 1979, en plena hora de pitos, cayó fulminado por un infarto cardíaco cuando sentado a las puertas de su casa esperaba la llegada del nuevo año.

CONTINÚA LA LEYENDA

La leyenda prosiguió a partir de 1981 de la mano de Ítalo Gallo Serr en la que podría considerarse una segunda etapa de sostenimiento histórico y continuación del legado musical que dejó ‘Conce’ Hernández, que se mantiene en la actualidad.

Gallo estaba ligado al ambiente picotero pues era ingeniero electrónico de algunos picós, y propietario de uno de estos, El Padrino.

En este nuevo ciclo deEl Coreano estuvo vinculado también Dagoberto Hernández, el otro hijo de ‘Conce’, pero luego la fusión se disolvió e Ítalo Gallo continuó solo al frente del picó.

Con la transformación de los picó a partir de 1989, cuando eliminan el bafle tradicional y pasan al modelo que llamaron fraccionado; yluego en 1996, en el que sufren otro cambio con las llamadas torres; El Coreano entra también en esa onda.

“Nosotros nos íbamos moviendo de acuerdo a como iba el cambiando el formato”, manifiesta Gallo Serrano.

Sin embargo, luego de los múltiples tropiezos que los picós afrontan en esta fase, pues se convierten en poco prácticos y se desbordan en sonido, además de que se originan muchos desmanes en sus entornos; a partir del 2012 retornan al tipo bafle, en una revolución que se ha denominado ‘la era Turbo’.

En este regreso a las raíces primigenias del picó, que es la onda actual de la cultura picoteril, es que El Coreano ha logrado cimentar aún más su prestigio y saborear las mieles del éxito como ícono absoluto de la cultura picotera en la Costa Caribe.

UN MIEMBRO MÁS DE LA FAMILIA

Además de su vistosa y colorida presentación Turbo, Ítalo Gallo Serrano afirma que se concentra mucho en la parte técnica del picó, que es su fuerte.

“No dejo nada al azar, siempre estoy atento a la calidad del sonido. Puedo decir que técnicamente hablando lo mimo como a un hijo pequeño, pues el picó es como un miembro más de la familia. La idea es que suene puro y no falle en una presentación. Eso sería fatal”.

“La gente va a una presentación de El Coreano a divertirse con buena música, acompañada de un sonido maravilloso”, añade Italo Gallo Jr, responsable de la programación musical que se fundamenta en discos de vinilo, la mayoría importados.

La caja principal turbo del picó mide 2,30 de ancho; por 1,90 de altura; atiborrada de 12 parlantes de 18 pulgadas que botan 12.000 vatios de potencia. Un bafle adicional más pequeño, que llaman ‘mascota’, mide 1,90 de alto por 1,6 de ancho. Consta de 8 parlantes de 15 pulgadas, y arroja 8.000 vatios.

Está dotado igualmente de 16 columnas para amplificar más el sonido.

“Nuestra tecnología es digital, profesional, moderna, con los más altos estándares de la ingeniería de punta”, explica Ítalo Gallo Jr., joven ingeniero industrial vinculado al sector minero. La celebración de estos 35 años de música y goce de El Coreano de Ítalo Gallo, es esta noche en La Estación de la carrera 8 con calle 35.

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