¿Qué Pasa?

ESPECIAL | Adiós a Tuerquita, el último payaso de animalandia

Junto a Pernito y Bebé marcaron una época dorada en la televisión colombiana.

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Alberto Noya Sanmartín, quien alcanzó la popularidad en la década de los 70 como el payaso Tuerquita del programa televisivo Animalandia, falleció el pasado miércoles a las 3:15 p.m. en el Hospital Cancerológico de Bogotá, donde permanecía luego que le detectaran cáncer de estómago.

Junto a su padre Alberto Noya Carrol (Pernito), y su hermano Luis Miguel Noya (Bebé), esta familia oriunda de Santiago de Chile marcó una época dorada en el programa que era conducido por Fernando González Pacheco.

Tuerquita, de 65 años, era el único sobreviviente de la dinastía Noya, y hasta el año pasado se mantuvo activo dictando charlas y talleres para prevenir el consumo de drogas. En su camino espiritual conoció a Leidy Salazar, de cuya unión hay dos hijos.

Abiertamente confesó que la fama lo llevó a probar la marihuana, la cocaína y más adelante la heroína hasta caer en El Cartucho, una de las peores ‘ollas’ que existieron en el Centro de Bogotá, donde permaneció por ocho años.

“Tuerquita era el payaso travieso de Animalandia, ese programa que se emitía los domingos en la mañana hasta el mediodía. Su hermano Bebé era el más tierno, y su padre Pernito era quien los manejaba. De ellos destaco que crearon un estilo alejado de la sátira, ellos no se burlaban del gordo o el feo del público, sino que creaban sus historias y concursos, inspirando a la nueva generación de payasos”, explicó desde Valencia (España) el barranquillero Jesús Alfonso Valega Meléndez, el payaso Pachú. Tuerquita fue cuñado del también payaso chileno Manuel Olivares (Miky), con quien hizo televisión. “Miky se casó con mi hermana menor Agali y tuvieron a mi sobrina Andrea”, dijo Valega.

‘CELEBRAMOS LAS PIÑATAS DE LOS MAFIOSOS’

Una de las confesiones que hizo Tuerquita en 2017 causó revuelo, ya que estuvo ligada a las contrataciones que les llovían por parte de mafiosos para que animaran las fiestas de sus hijos. “Pernito, Tuerquita y Bebé celebramos las piñatas de toda la mafia colombiana, entre esas las del hijo de Pablo Escobar. Cobramos hasta 20 millones en esa época, pero él nos regalaba dólares. Fue una experiencia tremenda allá en la hacienda Nápoles; también nos acompañaba a las giras del Circo de Bebé y era muy cariñoso con nosotros porque le gustaba el circo, jugábamos fútbol con sus empleados y escoltas”.

“En la Costa también estuvimos con toda la mafia, al igual que la de Pereira y Medellín, pero así como crecí como la palma de coco, así mismo caí y resulté en El Cartucho. Tuvimos reconocimiento pero las nuevas generaciones no sabrán quiénes éramos”.

Raúl Correa, conocido como el payaso Chispita Show, quien hace 30 años anima fiestas infantiles, explicó que Tuerquita se convirtió en un claro referente para él desde que lo veía en la televisión. “Los payasos chilenos son catalogados como los mejores del continente, y Tuerquita no fue la excepción, de él aprendí el amor por los niños y hacer reír a las personas sin importar edad. Él venía de una familia liderada por su padre Pernito, quien le transmitió el amor por este arte que replicamos en la Costa. Fue un gran referente por sus ocurrencias y creatividad, sus shows eran muy cómicos ya que junto a su hermano Bebé enloquecían a Pernito. Lo veía desde que tenía 10 años, su muerte me causa un hondo pesar, ya que era el último sobreviviente de esa generación dorada de payasos clásicos en la televisión colombiana, esos de botas grandes, nariz roja y humor sano”, dijo este residente del barrio El Bosque.