¿Qué Pasa?

ESPECIAL | El show de Freddy Colombo debe continuar

Este artista popular atraviesa por un duro momento que lo tiene a punto de quedar ciego.

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Ni él mismo tiene claro si son las penurias por las que atravie­sa, la nostalgia por el aplau­so del público, o las voces de aliento de sus amigos... O las tres cosas juntas, fueron las que lo impulsaron a retornar a la escena de la rumba nocturna de Barranquilla.

Es Freddy Colombo, reconocido ar­tista popular que en la Semana Santa pasada, días que muchos dedican a la reflexión y a reordenar sus periplos de vida, tomó la decisión de volver a actuar en su espacio natural: los es­taderos y las verbenas.

Regresa luego de tres años de au­sencia obligada, y reaparece en lo que más le ha gustado hacer todo el tiempo: la fonomímica y bailar salsa en medio del bullicio de la música, el vaho a licor y cerveza; y las conver­saciones a gritos de quienes lo aplau­den y admiran.

Freddy Tejedor Medrano, su nom­bre de cédula, se reencontró el Miér­coles y Jueves Santos con estos espa­cios en los estaderos ‘El Baúl de los recuerdos’ y ‘Donde Alberto’, en los que volvió a brillar como en sus vie­jos tiempos.

“Reaparezco en un momento jodi­do de mi vida, estoy sin trabajo esta­ble y a punto de quedar ciego. Perdí la vista por un ojo y el otro va en las mismas”, cuenta con un semblante sereno que parece desmentir su dra­ma real. Es que Colombo no se amila­na ante la adversidad. Todas las ma­ñanas se echa la bendición y deja su casa en el barrio Los Cusules de So­ledad, en búsqueda de una mano ami­ga que lo favorezca en medio de este trance. “Camino dando tumbos, tro­pezando, veo muy poco y todo nubla­do, pero salgo y regreso bien a casa, sigue diciendo.

En una de esas salidas tras una ma­no benefactora, encontró a un amigo, Federico Hernández, exjugador de Ju­nior que al verlo en semejante estado le recomendó buscar ayuda en Carna­val S.A.S.

Hernández le informó que la entidad que organiza las carnestolendas cuen­ta con un rubro para artistas y actores de las mismas, que atraviesan situa­ciones difíciles como la que padece. “Carnaval me ha lanzado un salvavi­das en estos momentos duros, y me está ayudando en la operación que necesito para no perder el úni­co ojo que me sirve. Le estoy agradecido”, dice.

En 1994 Freddy Colombo padeció glaucoma y tuvie­ron que extraerle el ojo izquierdo, en el que tie­ne una prótesis de vidrio. “Ahora sufro cataratas en el derecho, en el único que me sirve. La visión me disminuyó en 80 por ciento, y corro el riesgo de que también me lo ten­gan que sacar si no me ope­ran pronto. He perdido mucho tiempo por falta de recursos y ayuda”, señala.

En este viacrucis que le ha tocado padecer se lamenta de algunos que le prometieron apoyo, lo entusiasmaron y finalmente terminaron abandonán­dolo a su suerte. “Perdí mucho tiem­po esperando una promesa que nunca llegó, y eso empeoró mi situación. De mi se burlaron, me presentaron en un programa de televisión con la prome­sa de ayudarme, y aún estoy esperan­do esa colaboración”, recordó. “No voy a revelar nombre, pero sí es alguien conocido en medios”, añadió.

Mientras llega el momento de la ciru­gía, Freddy Colombo sigue ‘rebuscán­dose’ entre sus amigos que visita o en­cuentra en las calles del Centro, donde permanece gran parte del día.

“Después de la operación me viene una incapacidad larga de cuatro me­ses. Eso me preocupa”, añadió.

SUS INICIOS

Freddy Colombo pertenece a una generación de artistas callejeros que surgieron espontáneos a fi­nales de los 60, siguieron en los 70 y parte de los 80; en la épo­ca de oro de las verbenas y los picós. “En realidad soy más fonomímico que bailarín. Mi modelo fue Montedgardo, un caleño al que contrataban en las verbenas como ‘gancho’ pa­ra atraer más público con su fonomímica. Era todo un show man, rememora.

Con él aparecieron otros como ‘Hazbell’, Alcides Buenaventu­ra, ‘el Sastre’; el Negro Ray y un grupo que se llamó los ‘Presidentes de la fonomiímica’. Además de las verbenas tenían otros ambientes para sus presentacio­nes, la zona de tolerancia del barrio La Ceiba con sus bares la Gardenia Azul, la Fuente, el Íntimo, la Charan­ga, el Palo de Oro, el Sicodélico, para mencionar algunos. Y otros como el Boricua.

“En mis shows representaba a los rockeros Tom Jones, Elvis Pres­ley, James Brown; y a los baladistas Raphael, Sandro, Palito Ortega, ídolos de la época a los que veía en cine para apren­der sus movimien­tos y gestos”.

Un cuarto de su casa acondi­cionado con un espejo, además de un toca­discos con las baladas y rock del mo­mento; fueron su primer escenario.

“En una fiesta de cumpleaños en mi barrio San Roque me atreví a repre­sentar a Raphael. La cosa gustó y salí aplaudido. Después de aquello empe­zaron a invitarme a otras fiestas case­ras, y fui perdiendo el miedo”, asegura ahora con tono emocionado como via­jando a través del tiempo a aquellos años maravillosos de sus inicios.

“Mi salto al ‘profesionalismo’ fue en la verbena ‘Yo soy yo’, que hacía un se­ñor Silvera en San Roque. De ahí para adelante ya es historia”.

Colombo señala que en los shows vestían a la usanza de los artistas que imitaban, con ropa brillante, elegante y llamativa.

“En ese agite duré unos nueve años, pero veía que el ambiente era de mucha rumba y desorden; y necesitaba sentar cabeza. Decidí ingresar a la Policía, y por ende me tocó dejar a un lado el pa­pel artístico. Solo actuaba en los even­tos culturales de la institución”, añade.

En la uniformada permaneció sie­te años hasta que en 1989 tuvo pro­blemas con el comandante de ese en­tonces, el coronel Jesús Emilio Duque Montoya. “Salí de la Policía y quedé ‘brazos abajo’. ¿Ahora qué hago? Me preguntaba. No tenía trabajo yme da­ba susto volver a los escenarios”.

WILLY SALSITA

Durante esa ‘duda metódica’ sobre lo que iba a hacer en la vida, encontró en la calle a ‘Willy Salsita’, destacado bailarín de salsa de la ciudad. “Me in­vitó a que lo acompañara en un reco­rrido por estaderos. Su apoyo me dio valor y salí de nuevo al ruedo con bala­das y música americana, en tanto Wi­lly se fajaba con la salsa. La sorpresa fue que todavía me recordaban, volví a gustar. Esa noche recogí $50 mil, un platal en la época”.

A partir de ahí renace el Freddy Co­lombo artista, y comienza de nuevo a recorrer estaderos, fiestas y eventos empresariales.

“En el Centro reinaban el Taboga, Mi Gente, el Milán, pero también me pre­sentaba en otros estaderos. Eduardo Gutiérrez, del Taboga, organizó una vez el primer concurso de fonomímica y lo gané yo”. En el Taboga Colombo pa­só luego a otro papel: presentador de espectáculos con micrófono en ma­no. “Los sábado allí había encuentros de coleccionistas, de disc-jockeys, de clientes, etc, y me encargaron de la animación de esos especiales”.

JAIRO PABA Y MAURICIO RIEDER

Con la experiencia en el micrófono Freddy Colombo se relacionó con dos figuras de la radio local, Jairo Paba y Mauricio Rieder, vinculados enton­ces a RCN. Con Jairo permaneció 15 años, hasta su muerte el 5 de junio de 2015. “Le colaboraba en sus espacios Buenos días con Jairo, Viernes para recordar y Sábados de Rumba”.

Con Rieder estuvo apoyandolo en las Caravanas de la alegría, progra­mas musicales de radio descentra­lizada que recorría los barrios de la ciudad.

“Fue una experiencia maravillo­sa con ambos, pero Jairo Paba era muy especial conmigo. Yo lo con­sideraba un padre, ahora me hace mucha falta. Cuando el problema del glaucoma Jairo no solo costeó la operación en la clínica Yepes Porto, sino que me mandó a poner el ojo de vidrio que aún conservo. Eso no lo hace todo el mundo. Eter­namente agradecido con él, dice con melancolía.

Tras la muerte del ‘Líder’, Freddy Colombo se dedica a la animación promocional en los almacenes del Centro.

De esto sobrevivía cuando en el 2016 lo sorprendió una isquemia ce­rebral en momentos que dormía.

Al recuperarse de las secuelas de movilidad que le dejó el accidente cerebro vascular, le ocurrió lo del ojo que ahora lo tiene a punto de quedar ciego. Sin embargo, espera optimista que la ayuda de Carnaval S.A.S se concrete este mes, porque según él mismo afirma, el Show de Freddy Colombo, debe continuar…

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