¿Qué Pasa?

La ‘Rosa’ más grande del fisicoculturismo en Barranquilla

Rosalba Gámez, campeona de powerlifting, a punta de disciplina y esfuerzo encontró su felicidad en las pesas. El qué dirán y los señalamientos poco pesan en su autoestima.

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Sus músculos no pasan inadvertidos. Dos horas y media de duro entrenamiento acompañan la figura sudorosa de Rosalba Gámez en el gimnasio donde entrena rodeada de hombres.

Los días de esta mujer de 27 años inician a las 7:00 a. m. con seis huevos, una torre de tres pancakes, proteínas y carbohidratos. Ese es el primero de los siete platos que consume diariamente.

“Yo me levanto temprano y empiezo con mi desayuno, seis huevos con pancakes, más la proteína y un poco de carbohidratos que me ayudan mucho a mantener mi volumen de cuerpo. Luego, intermitente, viene mi segunda comida con un poco de carbohidrato simple y proteína; paso al almuerzo, luego otra intermitente, que es la suplementación de la cuarta comida antes de entrenar, en el pre-entreno vuelvo y como e incluyo ensalada y proteína. Continúo con el entrenamiento y después vuelvo a comer; finalizo con mi última comida que es todos los días a la 1:00 a.m.”, cuenta a AL DÍA.

Inició en los entrenamientos a la edad de 23 años, debido a una anemia crónica que padeció luego de unos quebrantos de salud que la llevaron a pesar 45 kilogramos. Hoy, con 92 Kg que marca la báscula mira sus fotos en un viejo álbum y parece no reconocerse.

“Era muy delgada, tuve anemia y más cosas, y vi en el gimnasio la posibilidad de aumentar mi masa muscular, de mejorar mi estado físico, pero nunca pensé que me gustaría tanto”.

Rosalba estudió licenciatura en preescolar y se graduó en la Universidad del Atlántico. Aunque sólo ejerció durante un año su profesión, le sirvió, según cuenta, para lo que hoy se dedica, que no es solo entrenar para ella sino para desenvolverse como profesora de fitness o ‘trainer’.

Las competencias

Las pesas en pequeñas proporciones, los aeróbicos y las rutinas de ejercicio pasaron de una hora a dos horas y media en la vida de Rosalba. Las competencias “le hicieron ojitos” y a raíz de esto, cada día su meta iba aumentando, ya no era sólo ganar masa muscular, sino para demostrar que podía desarrollar una musculatura impactante que le permitiera ser una participante con rigor en las múltiples competiciones de powerlifting que realizan no solo en Colombia, sino fuera del país.

“Me dedico a entrenar muy duro, actualmente soy competidora y campeona de powerlifting, que es básicamente el levantamiento de pesas en potencia, me siento muy orgullosa de eso”.

Su primera competencia en la que participó fue en la ‘Soul Power’, un concurso internacional que se lleva a cabo en Colombia. Ganó en la categoría entre los 59 y 60 kilos como “campeona absoluta”. Luego participó en una interregional que se disputa en Barranquilla, donde también ganó. Desde ahí se prepara para seguir compitiendo en otros eventos de nivel internacional.

Proteínas

El proceso no es fácil y el camino del aumento de músculos en una mujer suele ser un poco más lento en comparación al de los hombres. Rosalba consume entre tres y cuatro frascos de proteína diario, que acompañan su rigurosa alimentación.

“En este proceso voy de la mano de muchas proteínas, muchas personas me preguntan y hasta dudan de que una mujer pueda llegar a tener un desarrollo muscular como el mío, pero no es así, ahí están las siete comidas que me como al día, el descanso y mi suplementación. Son dos o tres tarros de proteínas más los aminoácidos que consumo a diario”, sostiene.

Levanta en potencia, en pecho, entre 140 y 160 kilos con asistencia. En sentadilla, uno de los ejercicios más complejos, 210 kilos.

Fuera de grandes triunfos y los esfuerzos que traen consigo la rigurosa disciplina que esto requiere, los juicios de muchas personas por la calle o en las redes la acompañan casi a diario.

“Los señalamientos están a la orden del día, hasta para ir a comprar a la tienda, es común que salga y la gente diga ‘wao’. Cuando yo empecé en este mundo sabía que iba a ser impactante en la Costa, es algo nuevo para esta zona del país y yo sabía que tenía que estar preparada para todo lo que venía hacia mí, pero tú aprendes a vivir con eso. Al principio si era difícil, pero luego te acostumbras y tratas de buscar el lado bueno o simplemente no les haces caso”.

La feminidad es uno de los puntos que más cuestionan en su cotidianidad. “Rosa”, como la llaman sus amigos, se mantiene firme en que esto no cambia y que realmente son más los prejuicios y los juicios por la primera impresión que lo que realmente resulta ser real.

“Soy casada, tengo una relación con un hombre maravilloso hace 14 años, nueve de novios y cinco de esposos, y continúo felizmente enamorada. La feminidad es algo que no se ha visto afectada en mí, así lo siento, sigo siendo yo, sigo usando mi ropa de mujer, lo normal. Muchas personas confunden el deporte con la feminidad, entonces dicen, ‘va a parecer hombre’, pero yo pregunto, ¿y si fuésemos así? Si todos los seres humanos tuviéramos músculos sería normal, esto sencillamente es un deporte, es masa muscular, el cuerpo es una anatomía y podemos llevarlo a límites grandes”.

Agrega que “cada quien elige su estilo de vida, su forma de ser y su forma de vivir”, Rosalba eligió ser “fisicoculturista”.

Los memes, los comentarios y las fotos de ella que se hacen virales con algunos comentarios que para algunos resultan chistosos, pero en realidad son irrespetuosos e insultantes, los toma con gracia, incluso a veces hasta los disfruta. Al final –dice- es feliz con la musculatura por la que tanto trabaja.

Tiene referentes. Aunque no son mayoría las mujeres que se dedican a este tipo de deporte, Kristina Nicole es una de las personas que la inspiran, su preparación y sus entrenamientos les sirven de guía en sus rutinas para seguir creciendo en todos los sentidos.

Mujer inspiradora

Yuleimis Castro es una de las alumnas que ve a Rosa como un claro ejemplo de lo que quiere ser. Sus músculos aún no están definidos, pero espera que en algún momento pueda llegar a competir como lo hace su profesora.

“Yo empecé con la idea de tener una mejor calidad de vida, un estilo chévere, pero ahora todo es diferente, yo veo a Rosa y le digo que quiero llegar algún día a su nivel. Es una mujer guerrera que inspira, es muy disciplinada y eso es algo de admirar”, sostiene Castro.

Su esposo, Ronald de Arco, no espera figurar en el éxito que tiene su esposa en las redes sociales, el apoyo se lo brinda en el gimnasio, durante los entrenamientos y con su alimentación.

“Uno ve sus fotos de antes y se ríe en comparación a la realidad de ahora, pero yo me pongo a verla y admiro su disciplina. Me maman gallo, jocosamente mis amigos me dicen que las mujeres no se me acercan porque la ven a ella fuerte, me dicen que me pega y me molestan como siempre lo hacen en la Costa, pero que va, ya me acostumbré, yo la admiro y la apoyo incondicionalmente, soy entrenador, ambos nos dedicamos a esto y sé cuánto sacrificio hay detrás de todo”, concluye.