¿Qué Pasa?

“Los sentimientos han sido la base de mis canciones”: Issac Villanueva

El maestro llegó a los 80 años y sigue creando música.

Compartir en:
Por:

El Maestro Isaac Villanueva Mendoza acaba de alcanzar la cumbre de los 80 años el pasado jueves, y sigue sonriéndole a la vida. Afirma que su creatividad y memoria como compositor siguen intactas, y que continuará haciendo canciones hasta el último de sus días.

AL DIA aprovechó la coyuntura de esta importante celebración para volver a hablar con esta gran figura de nuestra música. “80 no se cumplen todos los días, estoy feliz porque Dios me tiene aquí al servicio de nuestra música autóctona. Ahora miro atrás y veo que he logrado hacer historia con tantas canciones llenas de mensajes hermosos”, dice emocionado retirándose lentamente sus lentes dorados para que no se le empañen por el llanto.

Isaac Villanueva autor de clásicos como El Ausente, El Cocinero mayor, Vení vení, La Prima, entre tantos muchos éxitos, recordó el pasado y presente de sus vivencias artísticas, su infancia en la natal Piojó, y la experiencia junto a grandes figuras como el juglar inmortal, Juancho Polo Valencia, y los salseros Fruko y Joe Arroyo.

P.

Usted trajo a grabar a Barranquilla a Juancho Polo Valencia ¿cómo lo convenció para que entrara a un estudio de grabación?

R.

Lo conocí en Fundación (Magdalena) en diciembre de 1968, ya me lo había referenciado muy bien Víctor Moreno, un peluquero que sabía mucho de vallenato y que lo había acompañado en muchas parrandas. Me decía que el hombre con su canto y acordeón llenaba plazas y tenía una fanaticada que lo perseguía por todas partes.

Convencí a Juancho Polo diciéndole que era justo que el país conociera su música, pero para eso tenía que viajar a Barranquilla y grabar sus obras. El tipo me quedó mirando como asustado, creo que por llegar a una ciudad grande que no conocía. ‘Usted es el que sabe, yo no sé ni qué es un estudio de grabación, ni soy tan estudiado’, me respondió con sinceridad.

En 1969, cuando Juancho Polo tenía 51 años, me lo traje a grabar a Discos Tropical, de Emilio Fortou, y se convirtió en un gran artista. Lo primero que grabó fue Sí, sí, sí, de su autoría, luego le entregué éxitos como Vení vení, La Prima y El Sombrerito, que han hecho historia.

Yo tenía dos perfiles que combiné, por una parte era compositor, pero también director artístico, y con Juancho Polo descubrí lo que era el sentir de la gente. De allí en adelante mi labor se facilitó porque tenía en mente que siempre debía crear canciones, o buscar artistas que lograran hacer gozar al pueblo.

P.

¿Qué destaca de Juancho Polo Valencia?

R.

Él representaba el sentir del pueblo, tuve la oportunidad de recorrer con él varias poblaciones antes de que sus canciones sonaran por las emisoras, y de veras que era emocionante verlo tocar el acordeón y parrandear.

La gente enloquecía con su actuación porque les hablaba en su mismo lenguaje, echaba chiste entre un tema y otro, creo que ese contacto directo se convirtió en el mejor trabajo de campo que había hecho, y realmente sus canciones en acetato lo inmortalizaron, pero su carrera ya era grande. Eso me dio bases sólidas para llevarlo al estudio.Ya adentro solo le pedimos que actuara con esa misma autenticidad, y todo fluyó de la mejor manera.

P.

¿Cómo resume la experiencia de trabajar junto a Fruko?

R.

Muy productiva, Julio Ernesto y yo somos muy ‘llaves’, de vaina no está aquí festejando mis 80 años. Fruko era el encargado de la parte musical de Discos Fuentes junto a su primo, el ingeniero de sonido Mario Rincón Pachanga, y entre nosotros le escogíamos el repertorio a los artistas de nuestra casa disquera. Conocí a Fruko cuando era músico de los Corraleros de Majagual.

De compañeros de trabajos en Fuentes nos convertimos en amigos entrañables, compartíamos mucho tiempo. Yo escogía las canciones y se las daba para que hiciera los arreglos, esa fórmula fue exitosa.

P.

¿Qué recuerdos guarda del maestro Pacho Galán?

R.

Cuando yo tenía 13 años fue quien me abrió la puerta al mundo musical. Le hizo los arreglos a mi tema En el duro, canción que interpretó el cubano Pepe Reyes. Luego le di La viuda rica, a él solo había que contarle la historia y de una manera increíble sacaba la música, no conocí a alguien que lo hiciera más rápido y tan perfecto como Pacho. Mis recuerdos son de gratitud hacia este gran maestro. Mi papá era el que tenía que firmar por mí para que las canciones se pudieran grabar, por eso le escribí a mi padre el tema Marcelino Marcelón, que me la grabó como Manuel Villanueva y su orquesta.

P.

¿Cómo era el proceso creativo de Isaac Villanueva en la música?

R.

Siempre compuse sobrio, despertaba a las 5 de la mañana y sacaba una grabadora de mi nochero y comenzaba a grabar lo que me venía a la mente. Luego organizaba mejor las estrofas en papel. Había cosas que desechaba, se las mostraba a mi esposa o a mis hijos, y me decían si no sonaban tan buenas. Generalmente me inspiraba el amor, mi familia, la naturaleza y el sentir del pueblo.

El Ausente nació de un viaje a Nueva York con José María Fuentes y Mario Rincón Pachanga. Estábamos produciendo por allá y me mantenía muy ocupado, al punto que solo le envié un telegrama a mi esposa preguntándole cómo estaba la familia. Cuando regresé me recibió con cipote cara, le pregunté qué pasaba, y me respondió que si le parecía poco un mes de ausencia.

Su enfado era evidente, y ahí mismo se me vino a la mente la primera estrofa del tema. ‘Por qué es que te resientes si apenas he llegado/ sabes que estaba ausente y mi amor no ha cambiado/ he vuelto lleno de cariño y con ansias de amarte y quererte más...”

P.

¿Aún compone?

R.

Hace 10 años sufrí una isquemia cerebral, pero eso no ha sido impedimento para escribir, es algo que haré hasta el último día de mi existencia. Es algo que le hace bien a mi alma y a mi salud. Me sigo inspirando en mi esposa, el amor de mis nietos y cualquier viaje que haga en familia. Tengo muchas canciones inéditas.

P.

¿Qué opina de los nuevos compositores?

R.

Nombe mijo, no me gustan, son flojos, les falta sentimiento, creo que escriben por el afán de pegar algo, más no de hacer historia en la música. Deben sentarse y pensar bien cada palabra, inspirarse mucho, deben ir a la playa a ver la grandeza de la vida por lo menos. Los sentimientos han sido la base para mis composiciones.

P.

¿Cómo ve el actual panorama musical?

R.

Ya no escucho nada nada nuevo, pero es por lo mismo que te decía, ya no se escribe con sentimiento y así por mucha descarga que lleve el tema, sino hay una buena historia difícilmente va a ser recordada.

P.

¿Qué recuerdos guarda de su infancia en Piojó?

R.

Viví allá hasta los 14 años, luego me fui a Cartagena a estudiar música. Pero de ese pueblo hermoso aún recuerdo los cerros y esas noches frías. Allá hice historia, la Casa de la Cultura lleva mi nombre y también hice la música del himno de Piojó.

En una frase cómo se define Soy un bohemio eternamente enamorado de la vida. Ponga también que soy mucho más feliz desde que me pensioné hace 25 años de Discos Fuentes, porque vivo de mi pensión y de mis regalías, ya no tengo que esforzarme (risas).

P.

¿Cuál es su ritmo favorito?

R.

Definitivamente lo tropical, porque te da la oportunidad de conjugar una buena letra con esas melodías que ponen a bailar con entusiasmo a la gente. Viví un momento muy especial con el auge de la salsa, y me fui para Medellín a trabajar junto a Fruko, con quien hice historia.

P.

¿Quién ha sido el mejor intérprete de sus canciones y por qué?

R.

Joe Arroyo, ese fue el hombre que me dio a mí a conocer a nivel mundial con temas como El Ausente, El Cocinero mayor, El Palo, Los Patulecos y otras más. Esa sabrosura y buena afinación que tenía era única, siempre lo he comparado con Celia Cruz, él era la versión masculina de Celia.

Yo lo descubrí en la caseta El Escorpión de Puerto Colombia. Fruko estaba necesitando un cantante, mi trabajo era encontrarlo para reemplazar a Piper Pimienta, porque a veces se ponía difícil, entonces se lo llevé a Medellín y fue la sensación.

P.

¿Qué significa la música en su vida?

R.

Lo ha sido todo, no imagino mi vida sin ella, sería aburrida, fíjate que a punta de canciones convertí en profesionales a mis hijos.