¿Qué Pasa?

Trenzas: identidad, modo de vida y superación femenina

Sharilyn Martínez, es una soledeña que hizo de las trenzas un modo de vida que le permitió cuidar de su hijo y ganar dinero al mismo tiempo.

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El tejido que resulta de entrelazar hebras del cabello, conocido como trenza, tiene numerosos significados e historia, coincidiendo en el reflejo de identidad y resistencia.

Los africanos que llegaron a América en la época de esclavitud, por ejemplo, traían conocimientos de su cultura que reflejaban en las trenzas, donde las mujeres diseñaban en sus cabezas, un mapa lleno de caminitos y salidas de escape, que servirían de guía en su camino a la libertad.

Para Sharilyn Martínez, las trenzas indicaron un nuevo sendero a seguir en su vida, una forma de superarse a sí misma, eliminando prejuicios sobre el camino del emprendimiento y la manera idónea de unir

su vida de mamá con un trabajo que le ofreciera un sustento diario sin tener que salir de su casa.

Trenzas desde la casa

La soledeña de 27 años, desde hace casi tres años,

solo se dedica al arte de hacer trenzas. Su emprendimiento comenzó tras haber quedado embarazada y sentir la necesidad de dedicarle el mayor tiempo posible a su hijo, por lo que dejó el trabajo que tenía en ese entonces y tomó la decisión de sacar provecho al talento que ha tenido desde muy joven:

trenzar cabellos.

Sharilyn, nunca imaginó que sus inicios en el colegio donde trenzaba por 4 mil pesos a sus compañeros, fuera el modo de vida que tendría en la actualidad. Sin embargo, al tener su hijo, tomó la decisión de generar ingresos desde su casa, sin dejar de cumplir su función de mamá.

“Trenzaba con mi hijo en la terraza de mi casa en el barrio Simón Bolívar, lo dejaba a él en el corral mientras atendía a mi cliente. Habían trenzas que demoraban 4 o 5 horas y pedía excusas a la personas para poder darle comida a mi bebé y seguir en su peinado. Todos en mi casa trabajaban y yo estaba sola con mi hijo”, expresó Sharilyn.

Dos años y medio dedicándose a las trenzas y seis meses después de iniciar, llegaron los carnavales, una de las mejores épocas. Desde ese entonces, fue perfeccionando su técnica e incursionó con el cabello sintético, dando

‘looks’ versátiles y con estilo, atrayendo más clientes. La terraza se quedó pequeña.

“En vista del crecimiento de mi negocio por la satisfacción de mis clientes, llegaban más y más. La terraza se me llenaba y ya me sentía incómoda atendiéndolos allí, en algunas ocasiones llovía y había bastante gente. Necesitaba un espacio cerrado”.

Evolución e innovación

Después de un año y medio,

la soledeña montó su propio local en el barrio Los Andes, acabando con los comentarios negativos que decían que “las personas solo se trenzaban en carnavales, pero y después qué”.

Sus ganas de salir adelante, hicieron que ella buscara y pensara

nuevas formas de innovar y de llevar la trenza a otro nivel, demostrándole a la gente que es un peinado que puede llevarse cualquier día, en cualquier festividad.

“Le dedico todo el amor y el tiempo necesario a mi trabajo. Cada cliente es un nuevo reto, todos tienen una característica peculiar en sus trenzas y ver su cara de satisfacción es mi mejor regalo”.

A través de su arte, ha tenido la oportunidad de trenzar todo tipo de personalidades, bailarines, influenciadores, cantantes, amas de casas, enfermeras, jóvenes, niños, donde cada uno tiene un cabello diferente, por lo que ha incrementado su experiencia. Para ella, su éxito ha sido la innovación, llevar su negocio a otro nivel, digitalizándolo y dándose a conocer por medio de

las redes sociales donde cuenta con más de 50 mil seguidores en Instagram.

“La trenza para mí significa arte, perseverancia, confianza y esperanza, por eso quiero visibilizarla de todas las formas posibles, mostrar mi trabajo y que más personas se animen a ser parte de este arte”.

Sin embargo, debido a los estragos que ha causado la pandemia, Sharilyn se vio en la necesidad de cerrar su local presencial al público y seguir por donde empezó, desde su casa

y a domicilio, sin perder las esperanzas de tener un negocio más amplio y mejor que el que tenía.

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