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Brigitte Merlano, una vida de travesía por el sueño Olímpico

La barranquillera se prepara para alcanzar el podio en Río de Janeiro.

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Llegar a unos Juegos Olímpicos no es nada fácil. Millones de atletas, repartidos por todo el planeta, se preparan día a día para lograrlo y algunos pasan toda su vida sin poder alcanzar ese sueño. La barranquillera Brigitte Merlano, con 34 años, es una de esas privilegiadas que tendrá la oportunidad de estar por segunda vez consecutiva en unos Juegos Olímpicos, donde intentará dejar en alto el tricolor patrio en Río de Janeiro.

Detrás de cada atleta existe un camino de mucho sacrificio.Para Brigitte ese recorrido siempre ha estado lleno de obstáculos, muchos más difíciles de superar que los que se les ve brincar en la pista atlética a toda velocidad durante esos pocos segundos que le toma atravesar los 100 metros vallas, los cuales ha tenido que librar constantemente para alcanzar sus objetivos.

SIEMPRE CORRIENDO

Brigitte se crió en el barrio San Pacho de Barranquilla, en la casa de su añorado abuelo Dagoberto Pájaro (falleció hace 4 años), rodeada de muchos primos y amigos de la cuadra con quienes disfrutaba jugar hasta el cansancio.

“A mí siempre me gustó correr. Era bien inquieta, hoy en día me hubiesen diagnosticado con hiperactividad. Me montaba en los palos, le robaba los mangos a los vecinos, mi abuelo todo el tiempo me regañaba, era como quien dice la ‘calillita’ de la casa (risas)”, recuerda la atleta currambera que atendió el llamado de

AL DÍA

desde Puerto Rico, donde reside hace 11 años.

El mundo del atletismo le llegó por casualidad. A los 11 años su madre, Denis Pájaro, después del colegio la llevaba al estadio Romelio Martínez a ver las prácticas de Junior donde ella trabajaba como ayudante en el departamento médico. Brigitte ahí vio por primera vez cómo practicaban los muchachos en la pista de atletismo y surgió su curiosidad.

Empezó a practicar en el Romelio junto a Álvaro Valencia, entrenador de la Selección Atlántico de mayores de atletismo, pero este le aconsejó que se fuera al Metropolitano donde su colega Aymer Castillo quien se encargaba de los más jóvenes y ahí empezó su periplo por el mundo de las pistas.

“Cuando yo me iba a entrenar me vacilaban todo el tiempo mis amigos. Fue bien fuerte porque la vida de un adolescente es pensar en disfrutar, armar paseos, quedarse hasta tarde hablando y a mí que tocaba acostarme temprano para levantarme a entrenar y por eso siempre me la molestaban cuando me veían con el bolso para ir a entrenar”, recuerda Merlano que tuvo que dejar a un lado la vida de un joven normal para convertirse en un atleta profesional.

“Yo era muy poco de rumbear, cuando lo hacía era en las tardes en una miniteca que se armaban en la discoteca Lime Light desde las 2 de la tarde hasta la 7 de la noche los sábados, ese era mi ‘party’(risas)”.

UNA LUCHA CONSTANTE

Albert Rentería y Pablo Billar, quienes en ese momento ya eran Selección Colombia, fueron junto con su entrenador Aymar Castillo los que le pegaron esa motivación por el mundo del atletismo a Brigitte, quien decidió entregarse por completo a este deporte.

“Desde el comienzo cuando empecé a competir me fue bastante bien. En el 2001 salí ganadora de un sorteo de la Federación Internacional de Atletismo para viajar a Canadá a ver un Mundial. Era un programa que ellos tenían para motivar a los jóvenes a que aprendieran más de este deporte. Ellos me dijeron que escogiera un atleta al que quisiera conocer para sacarle fotos, verlo entrenar, etc, elegí al cubano Anier García (Medalla de oro en Sidney 2000 y bronce en Atenas 2004 110 vallas). Para mí ver a los mejores atletas del mundo fue algo impresionante, ahí fue cuando decidí que esto era lo que iba a hacer para toda mi vida”, destaca.

Pero ser un deportista de élite en Barranquilla no es nada fácil. Los innumerables problemas para conseguir apoyo por parte de los dirigentes políticos y la falta de escenarios de alto nivel, han sido los escollos constantes que ha tenido que superar hasta la fecha Merlano.

Dos años después de graduarse del bachillerato en la Nacional de Comercio, dedicada a su anhelo por ser una atleta internacional, fue escogida para representar al país en los diferentes certámenes de atletismo.

“En mi época viajábamos en bus todo el tiempo, yo me conozco todas las carreteras de Colombia, viajaba 24 horas y al otro día me tocaba competir, yo puedo dar un tour de viajar en bus por Colombia (risas). Cuando llegué a la Selección Colombia, en mi primer viaje gané medalla de plata panamericana (Argentina 2001) y enseguida me metieron en el programa de Coldeportes nacional y empecé a recibir mi primera ayuda económica y ahí nos bandeábamos un poco. Eran 250.000 pesos mensuales, no se me olvida la primera vez que los recibí, fue algo espectacular,lo primero que hice con ese dinero fue comprarme una lavadora porque a mí siempre me tocaba lavarme a mano toda mi ropa de entrenamiento”, recuerda con mucha alegría.

CAMBIO DE VIDA

La situación en Barranquilla era muy difícil para competir. Brigitte incluso llegó a pensar en irse a otra ciudad por la falta de apoyo. Pero en una competencia que tuvo en España conoció al jefe de atletismo de la Universidad del Turabo de Puerto Rico y le ofreció una beca completa que incluía hospedaje, estudios, libros y dinero mensual, además de un pasaje al año para ir en Navidad a Colombia.

“Mi vida cambió del cielo a la tierra. Pero mi primer año en Puerto Rico fue bien fuerte, tenía 22 años y era la primera vez que vivía fuera de mi casa y como que me desordené un poquito. En el estudio siempre me fue bien pero en el atletismo me fue bien mal, estaba un poco desubicada. No me acoplé al entrenamiento de acá,no hubo química con el nuevo entrenador y no compaginamos. Yo hablé con Aimer Castillo y le dije que si me podía ayudar y él me mandaba los planes de entrenamiento por internet y así estuvimos trabajando para recuperar el mejor nivel”, dice Brigitte quien desde hace siete años está casada con el puertorriqueño Jan Cancel, coordinador del Complejo Deportivo de la Universidad del Turabo.

En Puerto Rico le dieron todas las facilidades para mejorar como deportista, la infraestructura de los escenarios, los gimnasios, etc, potenció a Brigitte quien además se graduó como Fonodoaudiología y obtuvo una maestría en Psicología.

SUEÑO OLÍMPICO

Su primera gran frustración la vivió para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Cuatro centésimas le faltaron para obtener su cupo -pedían 13,11 e hizo 13,15-.

“Me acuerdo que estaba con Caterine (Ibargüen) en la concentración en Bogotá donde tuvimos la última competencia para clasificar y recuerdo que ella se quedó como a dos centímetros. Quedamos muy tristes por no clasificar y desde ese instante me dije ‘yo no me vuelvo a quedar sin ir a unas olimpiadas’. A la semana siguiente me clasifico a los Juegos de Londres y fue una alegría inmensa”.

Fueron cuatro años donde Brigitte se preparó para vivir su sueño olímpico. Pero en el 2012, antes de su primera competencia en Jamaica, tuvo un desgarre de un tendón, y aunque se recuperó antes de llegar a los Juegos, no pudo realizar competencias previas y eso no le permitió llegar al 100%.

“A pesar de que no me fue bien yo estaba contenta de poder participar en unos Juegos Olímpicos, la gente no se imagina lo difícil que es llegar hasta allá, hay deportistas que se retiran y nunca lo logran”, destaca.

A menos de un mes por el inicio de los Juegos en Río de Janeiro (5 de agosto), Brigitte vive enfocada en su preparación.

“Me levanto a las seis de la mañana, me hago un batido de guineo, leche de coco y mantequilla de maní, a las siete llego al gimnasio o a la pista, dependiendo de lo que me toque, salgo a las 10, almuerzo casi siempre pollo con guineo o batata cocida y en la tarde tipo 3 p.m. vuelvo a entrenar tres horas más. Llego a la casa y ceno sándwich de atún o cosas livianas y me duermo temprano porque necesito dormir bastante para recuperar energía”.

Brigitte está lista para vivir una vez más su sueño olímpico, ese por el que ha luchado desde niña y del que espera, por qué no, despertar con una medalla olímpica colgada en el cuello.