Lugar de los hechos.
Lugar de los hechos.Cortesía
Historias

El clan de los Vega Daza: las autoridades le seguían la pista desde hacía 10 años

La Dijín de la Policía y la Fiscalía estaba investigando a este grupo familiar desde Bogotá hacía unos 10 años atrás.

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¿Quién o quiénes dieron la orden para acabar a los Vega Daza? Este interrogante podría llegar a ser difícil de descifrar, pues si bien se había hablado de la relación o el nexo entre el atentado en Villa Campestre contra el clan familiar y el ocurrido en octubre del año anterior en una cabaña de Punta Roca, otro sector de Puerto Colombia, las autoridades también barajan otras hipótesis para esclarecer el múltiple crimen y dar con los autores intelectuales.

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El viernes 30, un día después de ocurrido el atentado que acabó con las vidas de Rafael Julio Vega Cuello, conocido como Kike Vega, y sus hijos Ray Jesús Ronald Iván Vega Daza, y dejar herido a Roberto Carlos, otro hijo de Vega Cuello, se filtró la información de que el atentado había sido pagado desde Venezuela y que se le entregó una suma cercana a los 1.500 millones de pesos a los autores materiales.

Ahora se destapó que la Dijín de la Policía y la Fiscalía General le seguían la pista desde Bogotá a este grupo familiar desde hacía unos 10 años atrás. Y todo esto porque aparentemente o, bajo la sombra, estaban vinculados con el narcotráfico local, los homicidios selectivos y con una oficina de cobro que funciona en la capital del Atlántico bajo la fachada de una empresa de vigilancia.

La fuente judicial señaló que a través de esa firma, registrada en Cámara de Comercio, se legalizaban las armas de fuego usadas por Kike y los hermanos Vega Daza. “Por eso fue que Roberto Carlos Vega Daza, en octubre del año anterior, cuando la famosa fiesta de la cabaña de Punta Roca, pudo salir del embrollo porque las armas usadas en el enfrentamiento contra el dueño de la fiesta (Jonathan José Ospino Illera) estaban legalizadas en la empresa”, afirmó el investigador.

Y este además recordó que en uno de los videos tomados por los asistentes a la casa-finca Mediterrané se aprecia a Roberto abrir la camioneta de su propiedad para sacar un arma de fuego y disparar contra el grupo de Ospino Illera.

‘Los Vega’

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En la alerta temprana emitida por la Defensoría del Pueblo a comienzos del acabado mes de junio los Vega Daza aparecen con el título de grupo armado ilegal, conocido como ‘Los Vega’.

Pero no solo ellos, padre e hijos, harían parte de ese grupo. Las autoridades tenían perfilados a al menos 10 personas más como presuntos integrantes de la estructura. Entre estos, según lo que pudo conocer este medio, estaría implicado un agente activo de la Policía Metropolitana de Barranquilla.

Incluso, investigadores tenían identificados a las víctimas del jueves en Villa Campestre con los alias de ‘Kike Vega’; Ronald Vega Daza, alias el Mono Vega; Roberto Vega Daza, alias Beto Vega, y Ray Vega Daza, alias el Menor.

Sobre el manejo del narcotráfico, la Policía y la Fiscalía tenían en registros que presuntamente dominaban la zona norte de Barranquilla, Puerto Colombia, y en Santa Marta usaban como fachada una empresa de transporte de frutas para sacar droga por zona portuaria, al parecer, hacia España Países Bajos.

Los asesinatos

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En al menos cinco asesinatos aparecían referenciados como presuntos determinadores. No obstante, cabe aclarar que ninguno de los Vega tenía orden de captura.

Hay material probatorio de que este clan habría ordenado el asesinato del abogado Óscar Santodomingo Payeras, de 44 años, ocurrido en la mañana del 12 de junio de 2020, en el sector de Villa Carolina.

Todo ocurrió en la carrera 70 con calle 90A, cuando el abogado paseaba a su perro. Dos sicarios en moto dispararon en contra de la víctima. Santodomingo recibió siete balazos accionados desde un arma de fuego con silenciador.

También habrían tenido que ver en el crimen del exparamilitar Javier Insignares Toro, alias JJ, asesinado en Cartagena, en mayo de 2021.

Otro hecho que se les atribuiría, de acuerdo con las pesquisas de las autoridades, es el atentado en el que perdió la vida Julio César Polanía Martínez, de 53 años, propietario del restaurante ‘El Malecón de Las Flores’. Este caso se registró en noviembre de 2020, en el barrio Las Flores.

El excapo Libardo Parra González también habría caído tras la orden de los Vega. Su crimen sucedió dentro de las instalaciones de la Olímpica de la calle 82 con carrera 53, en el norte de Barranquilla, en febrero de 2021. En ese mismo ataque murió una cajera por las balas disparadas por el criminal.

Y por último Elkin José Romero Cañizares, de 44 años, habría sido una de las víctimas más recientes. A este hombre lo impactaron en al menos ocho oportunidades, dejándolo muerto mientras acomodaba unas pertenencias en la parte trasera del vehículo Nissan Frontier, de placas UUZ-717 y de color naranja.

El caso ocurrió el viernes 27 de enero de 2023 en la carrera 65 con calle 74, sector del barrio La Concepción, en el norte de Barranquilla.

Detalles del atentado

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El pasado jueves 29 de junio, hacia las 4:30 de la tarde, sujetos armados con fusil asaltaron el domicilio del clan familiar de los Vega Daza. El caso sucedió en el conjunto llamado North Frontier del sector de Villa Campestre, en jurisdicción del municipio de Puerto Colombia.

Testigos dijeron que los dos individuos se acercaron al conjunto desde una pared colindante con un centro comercial. Lo hicieron por el techo, luego de correr unas tejas. Con la visual del lugar, ubicaron la casa N° 4, aparentemente alquilada por Kike Vega, el patriarca. Allí se encontraban reunidos cuando los asesinos dispararon en repetidas ocasiones contra todos.

En el mismo sitio estaban tres hombres, al parecer, escoltas de las víctimas fatales; Meili Daza Curvelo (madre de los Vega Daza) y un menor de edad. Estos fueron retenidos (adultos), de manera preventiva, para escucharlos en indagatoria.

Con el paso de los días se ha conocido que los Vega fueron grabados desde el pasado 20 de junio, fecha en que se alquiló el contenedor, con un sistema de videovigilancia. Los criminales sabían cada uno de los movimientos de sus víctimas: a qué hora se reunían, cada cuánto lo hacían y en qué momento estaban más vulnerables.

De igual manera, los asesinos dejaron abandonados en el sitio en el que se realizó la inteligencia no solo dos sino cuatro fusiles calibre 5,56 (dos de estos metidos en una nevera de icopor), además de un teléfono celular con el que supuestamente se avisó que la ‘vuelta’ ya estaba hecha. Todo esto hace parte del material probatorio para descifrar lo más rápido posible la pregunta que hoy todos se hacen: ¿Quién dio la orden?

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