Historias

En video | Iron Man e Iron Patriot, superhéroes en los 40 grados de Barranquilla

Enfundados en estos personajes de películas, dos venezolanos bailan bajo el sol ardiente para poder sobrevivir.

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A las calles de Barranquilla, a rebuscarse la vida bailando en los semáforos; llegaron dos de los superhéroes más conocidos de Marvel Comics: el hombre de hierro, Iron Man; y la armadura de Iron Patriot.

Los interpretan Roberson y Robinson Colina, hermanos nacidos en Vigía, estado Mérida (Venezuela), que presionados por la crisis de su país tuvieron que abandonarlo y venirse para Colombia.

Hace 10 meses llegaron a Bucaramanga a vender tintos, cigarros, y en ocasiones a limpiar vidrios.

Pero por sugerencia de un coterráneo se atrevieron a innovar, a diferenciarse del resto de sus compatriotas en nuestro país; e iniciaron esta historia que parece de película: disfrazarse de superhéroes.

Primero fue Robinson, abogado de 33 años y padre de tres niños que permanecen en Venezuela con la mamá; el que encarnó a un Batman bailarín de semáforo.

En tanto Roberson, de 28 años, padre de una niña y con la esposa embarazada, siguió en lo ‘tradicional’, limpiando vidrios y vendiendo tintos. Batman fue un éxito, y con ese personaje viajaron a Medellín y Cali, descubriendo en el arte una mejor forma de sostener a sus familias.

Retornaron a Bucaramanga convencidos de que la creatividad y la innovación los llevaría lejos, y crearon entonces las figuras de Iron Man e Iron Man Patriot.

Los venezolanos tuvieron doble éxito con esos nuevos personajes, y decidieron llegar a Barranquilla, aprovechando la temporada de Carnaval.

Las armaduras son copia fiel de las de las historietas. Los Colina las fabricaron con Foami grueso, un polímero termoplástico que se compra fácil en cualquier almacén del Centro. Los trajes están hechos pieza por pieza, unidas con goma de zapato. Para el diseño se ayudaron con un programa informático que muestra la disposición de los colores. Al principio ponerse la armadura les tardaba 15 minutos, ahora, con la práctica, lo hacen a la mitad. “El único inconveniente es el calor, que nos pega fuerte”, reconoce Robinson.

En el barrio Boston

Enfundados en sus armaduras, los hermanos salen a los 40 grados de Barranquilla con un parlante portátil a bailar reguetón en los semáforos, a cambio de dinero. Empezaron por el sector del Banco de la Republica, pero les ordenaron moverse y se trasladaron a la carrera 44 con calle 65, barrio Boston, donde permanecen actualmente.

“Tratamos de trabajar siempre en una esquina concurrida, cerca del sitio donde nos hospedamos, porque no conocemos a donde llegamos. Y uno tiene que ser cauteloso y estar ‘en la juega’ como dicen acá”, manifestó Roberson.

Robinson, el abogado vestido de Iron Man, no sabía bailar, pero le tocó aprender. La necesidad lo llevó a seguir los pasos de baile de una coreografía de 40 segundos que inventó su hermano Roberson, quien le incorporó música y luces a su traje de Iron Man Patriot, para hacerlo más llamativo a transeúntes y conductores.

Todos los días desde las 8:00 de la mañana hasta las 8:00 de la noche, trabajan en la misma esquina, haciendo su show de baile que le agradó a la gente.

Muchas veces no pueden ni sentarse, porque el traje no se los permite. ‘Camellan’ bajo sol y lluvia, pues hay que esforzarse al máximo. Llevar a Venezuela el hermoso arte del que hoy viven, y viajar por el mundo mostrándolo, es ahora la meta de los hermanos Colina, que en la vida real también son héroes, pero de sus familias. “A mi madre y a mi niña solo les digo que voy a estar aquí luchando por ellos, porque los amo”, señaló Roberson.

Robinson por su parte envió un mensaje a sus compatriotas: “Solo espero un cambio en Venezuela para regresar y ver a mi familia. A los venezolanos que llegan a Colombia quiero pedirles que vengan a trabajar. El que quiera hacer cosas malas, que se quede allá. No nos hagan quedar mal a los honestos”.

Coninuó: “Gracias a Colombia y a Barranquilla por el apoyo y por el amor que le dan al arte”, dijeron los superhéroes antes de que el semáforo cambiara a rojo, y saltaran de nuevo al pavimento ardiente a seguir luchando su día a día, trabajando arduamente para sobrevivir y mandarles plata a sus familias en Venezuela.

Por *Dayanna Escorcia Monsalvo