Historias

ESPECIAL | En las calles nadie se ‘traga’ el secuestro de Fito Acosta

Para la gente del común la versión del empresario es muy rara.

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Muy pocos en Barranquilla creen que lo ocurrido al empresario Rodolfo ‘Fito’ Acosta y su esposa, Katya Barrios, haya sido un secuestro. En las calles la gente duda que las cosas hayan ocurrido como lo relató Acosta el sábado pasado, cuando conoció su liberación.

Las dudas se deben a la falta de concordancia entre la historia del empresario y lo que el imaginario popular en Colombia concibe como secuestro, un delito atroz que le costó muchas vidas y le trajo mucho sufrimiento al país.

En Colombia la palabra secuestro genera temor y pánico porque rememora los capítulos más duros de las guerras del Estado contra guerrillas y narcotraficantes.

En un escenario más reciente este delito está ligado a la delincuencia común, que se inventó el secuestro exprés, un delito abominable en el que bandidos retienen a una persona y la llevan de cajero en cajero obligándolo a vaciar su cuenta de ahorros.

Hablar de secuestro nos trae a la mente la foto de Ingrid Betancourt, sentada en la mitad de la selva, cadavérica, con la cabeza gacha, mirando al piso, sin esperanza y el pelo larguísimo, como la madre-monte, ese espanto de las historias de terror.

También recuerda las pescas milagrosas de la guerrilla y las imágenes de policías encerrados en jaulas en medio de la selva, bajo la mirada socarrona del ‘Mono Jojoy’, comandante de las Farc abatido en la Operación Sodoma, el 22 de septiembre del 2010.

También al M-19 y sus operativos espectaculares y la guerra contra el Cartel de Medellín, cuando Pablo Escobar ordenó secuestros y asesinatos en contra de personajes de la vida nacional para arrodillar al Estado y que se prohibiera la extradición.

UN CUENTO RARO

AL DÍA consultó a ocho barranquilleros del común, personas como usted querido lector, que tiene este periódico en las manos, y les preguntó qué pensaban del secuestro de ‘Fito’ Acosta.

Ninguno cree en que haya ocurrido un secuestro y la mayoría aborda el tema como una mamadera de gallo que, parafraseando a Gabriel García Márquez, es la fórmula del caribeño para tratar los temas serios sin la pesada carga de la solemnidad.

Por ejemplo, para los entrevistados es muy extraño que a ‘Fito’ no le pegaran “ni un solo golpe” durante las 24 horas que estuvo secuestrado. Y se burlan de que, según él, lo mandaron en un taxi para su casa y hasta le dieron $20 mil para la carrera.

A otros no les cuadra que el empresario y su esposa viajaran en una camioneta Chevrolet blindada y “se dejaran secuestrar”.

Y la percepción de la gente no está lejos de la realidad. Fuentes judiciales consultas por este medio señalaron que existe una costumbre conocida por los dueños de un vehículo blindado.

“Ante un requerimiento de autoridad policial o de tránsito, de forma visual o audible, sin detenerse y sin abrir el vehículo, el conductor indicará que se trata de un carro blindado y que accede al requerimiento al interior de una Estación de Policía o Guarnición Militar”, explicó la fuente.

Agregó: “La autoridad informará la novedad y solicitará autorización para el acompañamiento del vehículo a estos sitios, donde se adelantará, ya como en vía, el procedimiento correspondiente, con las verificaciones, identificaciones y comparendos que sean del caso”.

El asunto de los tiempos también es complicado para la gente: a ninguno de los entrevistados les cuadra una liberación tan rápida y tan pulcra, al punto de que Acosta ni siquiera llegó trajinando u ojeroso a su casa.

Otra arista polémica de la que hablaron los encuestados son los videos que se han conocido de Acosta contando plata en una bolsa y diciendo que son “para las putas de esta noche”. Y las fotos de su vida llena de lujos ajenos al 99% de la gente han generado cierta antipatía y hasta sospechas.

También son graves las declaraciones del empresario, quien asegura haber sido secuestrado por agentes de la Policía, en un retén de la Policía, ubicado por los lados del supermercado PriceSmart, en la carrera 53 con calle 106.

Aunque Acosta ha aclarado que seguramente se trató de suplantadores la posibilidad de que en Barranquilla exista una banda con la capacidad de tener motos nuevas de la Policía y uniformes que secuestre en pleno norte de la ciudad, una de las zonas más exclusivas y vigiladas es muy grave.

Por eso las autoridades de Barranquilla, tanto policiales y administrativas, están en mora de resolver el caso y ofrecerle a la ciudadana explicaciones claras y contundentes con la misma rapidez y energía que dedicaron a la búsqueda de ‘Fito’ Acosta y su esposa.

‘DEBERÍA ESTAR TODAVÍA ALLÁ, PORQUE ERA UN FIN DE SEMANA MUY BONITO’

El día de su liberación, sábado pasado, Rodolfo ‘Fito’ Acosta habló con esta casa editorial sobre las circunstancias que rodearon su secuestro y que finalmente determinaron que sus captores lo dejaran libre.

¿Cómo lo liberaron?

Sencillamente me dijeron: ‘tenemos una persecución insoportable por parte del Gaula, de la Policía y de las autoridades locales y nacionales’, fue fundamental el apoyo de las autoridades, de mi general Lozano. Parece que los tipos se asustaron y me liberaron enseguida”.

¿Recibió algún maltrato?

El maltrato fue inicial, yo creo que porque los tipos estaban un poco nerviosos, pero cuando me hicieron cambio de vehículo ya nos llevaron al bunker a donde estábamos hospedados como quien dice el trato fue perfecto, fue bueno, muy bueno, no nos podemos quejar del trato, sin embargo, es una privación de la libertad, y la comodidad más bien estuvo bien, estuvo buena.

¿Siempre estuvo con su esposa?

Estuve siempre al lado de ella, nos dejaron todo el día para que habláramos, a ella la iban a liberar después de las 6:00 de la tarde (del viernes, día del secuestro) que estuviera la situación más calmada porque estaba la Policía rebotada por toda Barranquilla. A mi esposa Katia la liberaron 5 o 6 de la tarde y yo les dije que necesitaba una prueba que ella llegaba a mi casa y la prueba me dijeron ellos que la iba a ver por televisión y así fue.

¿Temió por su vida?

No temí nunca por mi vida, ellos me dijeron que estaban para atenderme hasta por un año si fuera necesario y yo les dije que estaba dispuesto a quedarme un año si era necesario, que no tenía afán ni prisa, nada, yo cogí la cosa con mucha calma y mucha sabiduría.

¿Dónde lo interceptaron?

Por los lados de PriceSmart, un retén de la Policía, esa es la parte que yo veo más delicada de la situación porque eran motos activas de la Policía de las nuevas, prendas de la Policía, hicieron el retén con los conos, con todo, tenían un vehículo parado, pero después entendí que ese carro era parte del grupo de los secuestradores.

¿No sospechó?

Sí, era inusual ese retén, pero como hay retenes por todas partes pues uno accede a cooperar, a prestarle la cooperación a la Policía. Esto no es culpa de la Policía que haya un retén ilegal, no sé qué pasó ahí, uno de los policías es quien me empuja en la parte de atrás de la camioneta y se monta, me pone las esposas y se pone muy nervioso.

¿Cuántos eran?

A nosotros nos abordan tres tipos que se montan con nosotros en la camioneta. Uno que conduce mi camioneta y dos más atrás. Dos o tres no recuerdo más porque a mí me encapucharon enseguida, me pusieron las esposas.

¿Todos estaban uniformados?

Uniformados los dos policías, de resto eran tres o cuatro personas más que estaban en un vehículo ahí.

¿Le exigieron dinero?

Ya esos detalles son con la Policía y el Gaula. Los policías estaban armados con toda la dotación y todo, eran policías con motos de la Policía y todo.

¿Le dieron oportunidad de comunicarse con su familia?

No, para nada, ellos son muy precavidos con la comunicación, con el visaje y con las comunicaciones, con todo, todos encapuchados todo el tiempo, todo es milimétricamente calculado, las huellas digitales no las dejan en ningún lado, son muy protegidos, bueno hasta aquí puedo yo hablarles, muchas gracias.

¿Va a haber fiesta por su liberación?

Yo siempre estoy de fiesta y seguimos festejando, es más debería estar todavía allá porque era un fin de semana muy bonito.

¿Qué mensaje les da a las autoridades?

Le doy un agradecimiento al gobierno nacional, al Alcalde de Barranquilla, a la Policía, al Gaula de la Policía, a mi general Lozano por la ayuda y por el buen desempeño que ejecutaron en toda la ciudad. Lo supe porque los mismos secuestradores me dijeron que la presión era tan enorme que decidieron soltarme lo más rápido posible.