Historias

La impactante historia de un hombre que pasó de ser satánico a ser cristiano

Desde sus 12 años vivía envuelto en una vida llena de sexo, alcohol y drogas.

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Benedict Atkins tuvo presente en su vida el satanismo desde que tenía 15 años. El consumo de alcohol, drogas y esas ansias por tener sexo desde temprana edad fueron los motivos por los que comenzó en esta religión, según cuenta a la BBC.

Proveniente de una familia de religión cristiana, nunca se sintió a gusto con las practicas doctrinales y un poco “antiguas” que le enseñaban sus padres, por lo que consideraba invertía mejor su tiempo tocando guitarra en un grupo de rock con sus amigos.

Atkins se rebelizó y se apartó de su familia a los 12 años, comenzó a vestirse con camisetas de bandas de rock, a usar delineador de ojos para impresionar a las niñas y a visitar constantemente el parque de patinaje local.

A los pocos años de encontrarse sumergido en esa frenética vida, visitando la casa de un amigo encontró un ejemplar de la Biblia Satánica escrita por el fundador de la Iglesia del Diablo, Anton la Vey, lo agarró y se lo leyó de punta a punta en un tirón.

De inmediato se sintió conectado con el libro. Sentirse inconforme con su novia del momento y las constantes discusiones con sus padres lo condujeron más a sentir que el texto había llegado en él momento indicado.

Para él, el satanismo parecía reconocer el dolor y la rabia que se apropiaban de él. Un día, luego de tener una gran pelea con su madre, comenzó a dibujarse con una cuchilla un pentagrama en el brazo, que simboliza a la Iglesia de Satanás.

El lado más oscuro del satanismo

Para Benedict Atkins, el satanismo no guarda tanta relación con la devoción hacia el diablo, más bien se trata en amarse a sí mismo a expensas de los demás.

“La mayoría de los satanistas creen en hacer todo lo que puedan para conseguir lo que quieren en la vida. Para ellos está bien darse gusto con el sexo, la comida y la bebida. Es algo que alimenta el egoísmo que hay en ti, lo que lo hace tan oscuro. Ponerte a ti mismo siempre en primer lugar, sin que te importen los demás, es algo solitario.”, comentó Atkins en la entrevista.

Benedict se enganchó en esta religión, debido a que sentía que el dios cristiano que le habían enseñado sus padres desde pequeño, no se preocupaba por su sufrimiento, por lo que empezó a hacer más cosas malas.

El satanismo se convirtió en su vida, comenzó a dibujar pentagramas en todos lados y a toda hora, fue tanto el fanatismo que sus amigos y su novia se empezaron a preocupar, lo que hizo también que se alejaran de él, ocasionando que su vida popular pasara a ser solitaria.

Una noche Atkins soñó que el diablo estaba parado justo a los pies de su cama y le dijo: “vas a terminar tus exámenes y luego vas a morir”, por lo que empezó a hacer acuerdos con Satanás, robaba cosas de sus padres, le decía a las mujeres que solo las quería para tener sexo con ellas o hacía que las personas pelearan, todo esto para poder seguir con vida.

Poco a poco paso de ser una persona que se preocupaba por las demás a convertirse en manipulador.

Pronto comenzó a tener problemas con su familia, su noviazgo se rompió, perdió amigos, y se comenzó a cuestionar si en verdad estaba hablando con el diablo. Al poco tiempo se acabaron sus exámenes y aún seguía con vida, lo que hizo que le quedara claro que la figura que alababa era un mentiroso.

Un nuevo camino

Un día fue invitado a un festival cristiano, la idea no lo motivaba mucho, sin embargo asistió porque pensaba que podía haber mujeres atractivas pero se llevó una sorpresa, el lugar estaba lleno de personas que como él se encontraban insatisfechas con el cristianismo tradicional.

Su salvación llegó la última noche del festival, cuando un desconocido se ofreció a rezar por el. En el momento de la oración sintió una sensación de paz en su cuerpo, el hombre le dijo “aunque creas que no hay esperanza de vida en ti, Dios te tiene un plan y Satanás es un mentiroso”.

Luego de ese momento de acercamiento a Dios, Benedict se sintió libre y optimista por primera vez en años. Se acercó a las personas que había conocido en la iglesia y entablo una amistad con ellos.

En ese instante comprendió que el sexo, las drogas y el rock and roll, no eran necesarios para sentirse bien con él mismo. Empezó a ir a la iglesia con más frecuencia, ahí a los 20 años conoció a su esposa Sarah, con quien lleva casado tres años.

Cuando asistió a una nueva iglesia, los jóvenes comenzaron a pedirle consejos espirituales, por lo que decidió prepararse para convertirse en pastor.

Actualmente es pastor en Canning Town, en el este de Londres. La congregación ha ido creciendo en miembros, empezaron con 5 y ahora son 50. Sus ganas de ayudar a la gente se reafirman cuando recuerda cuán asustado y perdido estaba cuando era satanista.

Su nombre quiere decir ‘bendecido’, sus padres le pusieron así porque nació tras un embarazo difícil, donde estuvo en peligro su vida y la de su madre, indicó que “en mis momentos más oscuros, perdí mi visión sobre la vida como una bendición.”

Benedict afirmó en la entrevista que quiere pretende quedarse en su localidad hasta que Dios le indique la hora de seguir adelante o morir.

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