¿Qué Pasa?

ESPECIAL | ¿Qué hay detrás del asesinato de exconvictos en Barranquilla?

En lo que va del año, 155 personas con antecedentes judiciales han sido asesinadas.

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En 35 días, contados desde el pasado 3 de agosto hasta el 7 de septiembre, 7 expresidiarios han sido asesinados en Barranquilla y su Área Metropolitana. En promedio, un homicidio cada cinco días de personas con este perfil judicial. Como quien dice, del calabozo directo a una tumba.

Este es el caso del exparamilitar Luis Alberto Bermúdez Torres, asesinado el martes pasado a las 2:30 de la tarde, dos horas después de abandonar la Modelo donde pagó una condena de 16 años de prisión por una masacre en el Cesar. Bermúdez cubría en una moto el trayecto de la cárcel a su casa cuando lo balearon. Ni siquiera lo dejaron llegar a reencontrarse con su familia.

Pero si esta estadística criminal llama la atención, lo que más sorprende es que de los 363 homicidios contabilizados este año en Barranquilla y su área metropolitana, 155 corresponden a víctimas con antecedentes o anotaciones judiciales.


Tomas Antonio Roa Urango, de 31 años, asesinado a tiros el pasado 3 de agosto. | Al Día

Hurgando un poco más en estas cifras, las 155 personas asesinadas y con antecedentes judiciales, o que han estado en el sistema carcelario, representan el 42,7 por ciento del total de homicidios del 2016, que ya dijimos suman 363 casos hasta ayer sábado, al cierre de esta edición.

Ante estos números significativos y con una periodicidad tan frecuente, surgen dos interrogantes: ¿estamos ante una operación de exterminio contra delincuentes o exdelincuentes? ¿Estos homicidios corresponden a venganzas, represalias o retaliaciones individuales, y no necesariamente están conectados entre sí?


Diego Armando Ruiz Villareal fue ultimado dentro de un lavadero de carros | Al Día

Por las formas en que se han perpetrado, parece se trataran de ejecuciones sistemáticas en el marco de un plan deliberado individual, o contra todo este tipo de personas.

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John Jairo Serrano Valdez, de 37 años, abatido el 15 de agosto por un patrullero | Al Día

Para el coronel Jesús Manuel De los Reyes Valencia, comandante operativo (e) de la Policía Metropolitana, existen dos causas que podrían explicar este fenómeno que se está presentando en la ciudad con exconvictos.

Un episodio que se enmarcaría en esto que plantea en segundo término el coronel De los Reyes, podría ser el caso de John Jairo Serrano Valdez, alias Conejo, muerto en un enfrentamiento con la Policía el pasado 15 de agosto cuando atracaba a los pasajeros de un bus de Coochofal en el barrio Carrizal. Serrano tenía apenas una semana de haber salido de la cárcel, según reportó la Policía: y le figuraban antecedentes por porte ilegal de armas, lesiones personales y hurto.

Una lectura rápida sobre el origen de estas muertes lleva también a pensar de si estamos en el caso de vendettas entre delincuentes o retaliaciones del pasado, las ejecuciones de estos homicidios obedecen a un meticuloso plan de ubicación de los objetivos.

Por eso vemos que los atacan en sus mismas casas, en esquinas cerca de sus viviendas, o seguimientos a los sitios que frecuentan. Un ejemplo de esto último es el asesinato de Diego Armando Ruiz Villarreal, alias Diego Master, ultimado de nueve balazos el 8 agosto pasado en momentos que llegaba a un lavadero de carros en el barrio Los Pinos.

Ruiz había estado preso y cumplía nueve meses en libertad. Había sido capturado dos veces por hurto, y en total lo relacionaban por este delito en 37 hechos (4 a entidades financieras, 6 a establecimientos comerciales, 2 robos a residencias y 19 hurtos a clientes bancarios o fleteo).

NO SON COSA NUEVA

Los asesinatos de expresidiarios no son cosa nueva en la ciudad y su zona de influencia, la historia judicial de las décadas de los 70, 80 y parte de los 90, muestra que muchos de estos eran ase sinados en la periferia de Barranquilla.

“Aquí existían los llamados ‘botaderos de cadáveres’, que eran la vía Circunvalar, cuando comenzó a construirse, y ya construida cuando sus alrededores aún no estaban urbanizados como ahora. Las llamadas canteras de Cementos, la vía a Juan Mina, la vía 40, la vía a Caracolí, Puerto Mocho; que eran sectores despoblados. En esas zonas se hacían cuatro o cinco levantamientos de cadáveres por semana, y por lo general se trataba de bandidos, gente con antecedentes y en plena actividad delictiva”,

recordó Óscar Valenzuela, experito de la Unidad Móvil de Criminalística de la Policía, encargada de esta función judicial.

“Ahora no se toman esta molestia de agarrarlos, meterlos en un carro, maniatarlos y balearlos; sino que los van a buscar a donde están y les dan”, manifestó por su parte Pedro González Nieto, un viejo residente del barrio Las Malvinas que vio muchos cadáveres a la vera de la Circunvalar. En ese entonces muchos de esos crímenes eran atribuidos, en medios callejeros, a algunos miembros del desaparecido F-2 de la Policía y de la SIC (antecesor del DAS), que conformaron grupos de mal llamada limpieza social contra delincuentes conocidos como La mano negra.

NO LLEVAN LA ESTADÍSTICA

En Barranquilla existe en este momento una oficina llamada Fondo para la Inversión en Seguridad y Convivencia del Distrito, entidad que analiza el fenómeno criminal en la ciudad. La conforman la Policía, CTI, Medicina Legal, Oficina de la mujer de la Alcaldía y Sijín. Todos los jueves se reúnen a las a las 8 de la mañana a analizar el tema de los homicidios ocurridos en la ciudad y el Área Metropolitana en ese lapso. Yesid Turbay, director de la dependencia distrital, al ser consultado por este fenómeno criminal, declaró que su oficina no lleva esa estadística específica, es decir, el número de personas que acaban de salir de prisión, o que tienen antecedentes judiciales o que cumplían una, y han caído asesinadas.

“Programas de personas que pasan de victimarias a víctimas, definitivamente no lo tenemos”, manifestó. “Con esta información toca investigar si el hecho de haber presentado antecedentes fue lo que motivó el homicidio. Esto se determinará al final de la investigación, decir que por el hecho de haber cometido una pena se cometió el homicidio, que le cobraron con su vida el delito o la razón por la que estuvo en la cárcel”, agregó también Yesid Turbay sobre el tema que le planteó AL DÍA.