¿Qué Pasa?

Jorge planeó el asesinato de su tía: Fiscalía

Compró las cosas que usó en el homicidio en una ferretería.

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La factura de una ferretería a nombre de Jorge Eliécer Vélez Amador señalando la compra de tres hojas de segueta, un martillo de caucho, una machetilla y un rollo de cinta negra, es una de las pruebas más contundentes que tiene la Fiscalía para señalarlo como el asesino de su tía, Aracelis del Socorro Amador De García, 70 años.

El ente acusador también tiene los videos de las cámaras de seguridad de la ferretería que muestran a Jorge, 49 años, comprando los implementos días antes del homicidio de Aracelis, ocurrido el pasado viernes, entre el mediodía y la 1:00 de la tarde.

Y estos implementos son los mismos que se encontraron los investigadores en la escena del crimen: el apartamento 304 del edificio Lisboa, situado en la calle 94 No. 56-18, barrio Riomar, norte de Barranquilla.

Para la Fiscalía estas pruebas, sumadas a las entrevistas de los porteros, el administrador y los vecinos de la víctima, demuestran que Jorge planeó el homicidio y lo ejecutó con frialdad para no pagar una plata que le debía a su tía, quien lo había empleado como cobrador.

De acuerdo con el ente acusador entre Jorge y su tía Aracelis existía un vínculo laboral que nació de su relación familiar. Al parecer la mujer siempre lo consideró como un hijo y estaba muy dolida porque Jorge no podía conseguir trabajo ya que arrastraba una serie de antecedentes penales graves, especialmente una condena por un homicidio ocurrido en 2004.

Aracelis ignoró los antecedentes de su sobrino y las advertencias de otros familiares y le dio trabajo cobrando dinero que ella prestaba al interés.

“La señora era de buenos recursos económicos porque su familia es ganadera y ella manejaba sus propios negocios, además los hijos de ella están bien económicamente, de hecho el apartamento donde la mataron era de ella, propio, ella vivía sola y hasta era vegetariana, todos los vecinos la querían, la respetaban y la apreciaban”, le explicó a este medio un investigador.

En vez de aprovechar la oportunidad Jorge se dedicó a la rumba y todos los fines de semana se perdía de su casa (ubicada en el barrio Recreo) desde el viernes y aparecía el lunes. En un fin de semana, dicen, se gastaba unos $5 millones en trago y mujeres, indicaron las fuentes consultadas.

Al parecer con semejante tren de vida Jorge le empezó a robar a Aracelis y cuando la mentira se hizo insostenible y todo apuntaba a que la mujer lo iba a descubrir y posiblemente le iba a retirar toda la ayuda, el desalmado sobrino armó un plan para asesinar a su propia tía, desmembrar el cadáver y sacarlo por partes del apartamento.

‘No tiene un pelo de tonto’

La investigación del caso estuvo en cabeza del fiscal Segundo Especializado, Elkin Chiquillo, quien contó con el respaldo de un avezado grupo de investigadores de la Policía Judicial, Sijín. Las pruebas recopiladas fueron tan contundentes que Jorge prefirió aceptar los cargos por homicidio agravado que le imputó la Fiscalía y evitarse el juicio.

“El tipo no tiene un pelo de tonto, planeó el asesinato de la tía, lo ejecutó, la alcanzó a descuartizar y se llevó las piernas y los brazos para una tienda donde engaño al dueño para que se los guardara en el congelador y seguramente luego botarlos en algún lado; pero las cosas no salieron como había planeado y lo cogieron, ahora se allanó a los cargos y obtiene una rebaja de la mitad de la pena”, aseguró el investigador consultado por este medio.

El asesinato de Aracelis del Socorro Amador De García, natural de San Juan Nepomuceno (Bolívar) ocurrió el pasado viernes 7 de junio, entre las 12:00 del mediodía y la 1:00 de la tarde. Ese día como era habitual su sobrino Jorge Eliécer Vélez Amador llegó al edificio Lisboa en su camioneta Toyota Prado Sumo a entregarle cuentas.

El hombre ingresó al apartamento 304 y asesinó a su tía de un golpe en la cabeza, luego la desmembró y empacó las piernas y los brazos en bolsas plásticas y guardó las extremidades en una tienda que queda cerca de su casa, se fue para su residencia, se bañó, se cambió y almorzó.

Dicen que su esposa, una abogada, lo increpó cuando llegó, porque había llegado todo mojado y a pesar de todos sus defectos Jorge tenía la regla inquebrantable de almorzar en familia, la respuesta del hombre fue “No me jodas, me estaba revolcando con una vieja bajo la lluvia”.

Mientras tanto en el edificio Lisboa los vecinos preocupados por la falta de noticias de Aracelis ingresaron al apartamento y la encontraron muerta y el cadáver sin piernas, ni brazos, enrollado en el tape de la sala.

Llamaron a la Policía, unieron cabos, llamaron a Jorge quien apareció horas después con su esposa. Al principio el sobrino negó todo, trató de inculpar a los porteros, pero a las 12:10 de la madrugada del sábado se quebró por la contundencia de las pruebas y los testimonios en su contra.

Cuentan que Jorge, impasible, admitió ante los investigadores que había matado a su tía por problemas económicos, luego reveló donde había escondido las partes que faltaban del cadáver y se sumió en un silencio que solo volvió a romper en la tarde del sábado, cuando aceptó los cargos que le imputó la Fiscalía ante un juez de control de garantías.

“Pido perdón a mis primos, a Dios, a mi familia, a la justicia, a todo el mundo, no sé que me pasó, me dejé llevar por problemas económicos que tenía, estoy muy arrepentido y me allano a los cargos”, manifestó el confeso homicida durante la audiencia.