El afán de cerrar un negocio que le iba a generar una jugosa ganancia, y sin intermediarios, solo para él; llevó a John Jorge Velásquez Espinosa —llamado por la Policía el ‘Rey de las Estafas’—, a cometer un error garrafal.
Cuando estaba a punto de recibir $110 millones por la venta de tres vehículos de alta gama, efectivos de la Sijín lo capturaron a las 10:30 de la mañana del sábado pasado en las afueras de Bancolombia, en el centro comercial Mercurio de Soacha (Cundinamarca).
John Jorge Velásquez Espinosa, es uno de los cabecillas de la banda ‘los Secuestres’, de la cual era el único libre tras ser desmantelada la organización en enero pasado en Barranquilla. De 34 años, aparecía rotulado por la Policía Metropolitana como uno de los delincuentes más buscados de la región. La modalidad delictiva era hurtar en esta ciudad vehículos que permanecían inmovilizados en parqueaderos tras ser embargados. Luego los llevaban a otras capitales y los comercializaban a precio de remate.
La maniobra era posible debido a una gestión en la que participaban funcionarios públicos que bajaban del Sistema Operativo de la Policía Nacional (Sioper), los cargos del automotor, es decir, les borraban cualquier compromiso legal.
Unos 400 vehículos fueron robados y vendidos por estos delincuenes en el país, informó la Policía. La estafa total asciende a unos $11 mil millones.
EL ERROR DE JOHN VELÁSQUEZ
Aunque toda su vida ha residido en Bogotá, por asuntos de ‘negocios’ John Velásquez se trasladó a Barranquilla en 2015. Se asentó en el barrio Chiquinquirá, donde posaba como propietario de un parqueadero. A ese lugar sus cómplices llevaban los carros embargados. Todo marchaba bien hasta el día de una denuncia clave. El propietario de una Toyota Fortuner, con orden de levantamiento del embargo, fue al parqueadero de Velásquez a reclamar su camioneta, pero no la encontró.
Tras la denuncia las autoridades abrieron investigación que dio frutos dos años después, en enero pasado, cuando la Policía recaudó todo el acervo probatorio contra la organización, y les echó el guante. El único que se salvó en esa ocasión fue John Jorge Velásquez, que se voló a Cundinamarca.
“Todo el tiempo supimos que estaba en Bogotá o algún municipio cercano, era cuestión de esperar a que cometiera un error”, le dijo a AL DÍA un investigador a cargo del caso. El yerro de Velásquez apareció. “El tipo estaba bien escondido, pero le salió la oportunidad de negociar tres camionetas, y la ambición lo llevó a tramitar todo solo”, continuó la fuente.
“Iba a vender tres camionetas, entre estas una Tucson (Hyundai) y una Qashqai (Nissan). Ese lote está avaluado en más de $300 millones, pero acordó negociarlas por $110 millones”, añadió el investigador.
Los compradores notaron algo sospechoso en los precios tan bajos, y consultaron internet sobre el vendedor. Se llevaron la sorpresa de que estaban a punto de ser timados por el ‘Rey de las Estafas’.
“Uno de los clientes llamó a un amigo policía y este lo contactó con la Sijín; le dijeron que mantuvieran el negocio y que lo citaran al día siguiente para cerrar el trato. En el centro comercial lo capturamos”, precisó el contacto.
El error de Velásquez radicó en trabajar solo, exponerse, pues con sus documentos reales podría cobrar en el banco la suma que le ofrecían. “John llevaba cinco meses escondido, y por la ambición prefirió no tener cómplices”. Ahora deberá responder por más de 600 denuncias en su contra. Los civiles que sirvieron de puente para la captura del estafador obtendrán el pago de $10 millones de recompensa.