¿Qué Pasa?

La trágica historia de Carlos y Eduardo, los vigilantes asesinados en Barranquilla

Asesinos acabaron con la vida de Eduardo Gallego y Carlos Blanco, que este mes cumplirían 40 y 23 años, respectivamente

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El 2017 se mostraba determinante en las vidas de los vigilantes Eduardo Gallego López y Carlos Blanco Viloria. El primero, escogido el año pasado como uno de los mejores guardas de la empresa en la que trabaja, Atenas; visionaba un cambio de oficio, agotado por sus 10 años de servicio.

El otro, un joven que hoy cumpliría 23 años, buscaba consolidar una carrera que apenas comenzaba. Dos pensamientos opuestos, pero que coincidían en pasar el nuevo año sin problemas. Sin embargo, así no pudo ser.

Ambos entraron en las escalofriante estadísticas de homicidios en la ciudad, que en apenas 12 días del 2017 suman 37 casos. Gallego y Blanco integraban una de las cuadrillas motorizadas de supervisión en su empresa.

La noche del miércoles, mientras cubrían la ruta de vigilancia sobre los puntos de apuestas Ganar del barrio Los Robles, calle 74 con carrera 23C, fueron interceptados por motociclistas que les dispararon a sangre fría.

Según testigos y voceros de Atenas, los vigilantes fueron atacados a las 9 p.m. por ocho personas que se movilizaban en cuatro motocicletas. Esta versión, no obstante, difiere de la de la Policía Metropolitana (Mebar), que habla de un atentado perpetrado por dos sujetos en motocicleta.

Inicialmente trascendió que los guardas transportaban el dinero recaudado en los puntos de chance, pero luego Atenas confirmó que los asaltantes solo iban detrás de las armas de sus trabajadores, cometido que cumplieron tras balearlos.

Gallego fue impactado por una bala en el lado izquierdo de la región pectoral. Murió en el lugar de los hechos. Blanco fue herido en el cuello y hubo tiempo de trasladarlo a la Clínica de la Policía, de donde lo remitieron al centro médico La Victoria. Allí murió a los pocos minutos del atentado.

GALLEGO ESTABA PRÓXIMO AL RETIRO

Este 21 de enero Eduardo Gallego López iba a cumplir 40 años, para lo cual tenía preparada una fiesta. “Él esperaba feliz su cumpleaños, incluso me dijo, ‘ese día quiero comer arroz con coco y pescao frito’. Aun no comprendo qué pasó”, expresó Edith Gutiérrez Zambrano, esposa del occiso.

“El martes fue un día pesado para él, porque durante el turno (inició a las 12 del mediodía) no me llamó. Recuerdo le dije, Gallego, si estás cerca de la casa me avisas para prepararte algo de comer’, sin embargo eso no ocurrió”, añadió Edith, de palabras pausadas y claras, y de semblante fuerte tal vez consciente de que algo así podría suceder en cualquier momento.

Gallego López nació en Chocó y hace 17 años arribó a Barranquilla, donde conoció a Edith. Residían en la calle 51 No. 57-90, barrio Montecristo, junto a sus hijos de 11 años y 3 años (niño y niña).

“Eduardo era un hombre fuera de serie. En el trabajo recibió la distinción de ser uno de los cinco mejores guardas de 2016, y en la casa era excelente padre y esposo”, finalizó Edith.

BLANCO QUERÍA TRIUNFAR EN SU CARRERA

Carlos Junior Blanco Viloria cumplía hoy 23 años. Era un joven lleno de ilusiones y comprometido con el oficio de vigilante. Ingresó en julio de 2016 a la empresa Atenas, y aunque su nuevo empleo no era bien visto por sus familiares, el deseo de prosperar mantenía sólida su decisión.

Blanco Viloria, hijo de un pensionado de la Policía, prestó el servicio militar hace dos años y luego intentó ingresar a la entidad en la que laboró su padre, pero no fue admitido.

“Él era un bebé, no tenían por qué matarlo. No se metía con nadie, era buen hijo, una gran persona”, manifestó Nivaldo en medio de lágrimas a medio asomar. Carlos vivía con la mamá en el barrio 7 de Agosto de Puerto Colombia, estaba soltero y no dejó hijos.

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