¿Qué Pasa?

Ricardo Carvajal pagó último arriendo de la bodega donde armaron el carro – bomba

Por esta prueba de la Fiscalía está en la cárcel. El procesado niega su participación en el atentado.

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Una de las tres pruebas contundentes que sustentó la Fiscalía para poder enviar a la cárcel a Ricardo Andrés Carvajal Salgar como coautor del carro bomba que a las 9:32 de la mañana del jueves pasado estalló en la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá —con saldo de 21 muertos, entre estos el terrorista, y 68 heridos—, es que de acuerdo con la propietaria de la bodega donde fue armada la carga de 80 kilos de pentolita; Carvajal fue la persona que le pagó el último arriendo del inmueble, tasado en $500 mil mensuales.

La arrendataria también le dijo a la Fiscalía que Carvajal visitaba con frecuencia la bodega, situada en el barrio Tejares, localidad de Usme, en el sur de Bogotá. El sitio fue contratado por José Aldemar Rojas Rodríguez, alias ‘Mocho Kico’, según las autoridades miembros del Eln y conductor del carro-bomba, una camioneta Nissan Patrol modelo 93, de placas LAF 565. La investigación que sigue en pleno desarrollo trata de establecer también si Carvajal Salgar es el hombre que se baja de la Nissan a unos 500 metros de la Escuela de Cadetes General Santander, tal como lo muestran los videos de rastreo al recorrido del vehículo.

En efecto, a las 9:25 de la mañana del jueves la camioneta se detiene en la estación Venecia de Transmilenio, y un hombre que acompañaba a José Aldemar Rojas Rodríguez desciende del automotor, y se confunde caminando entre la gente.

Otras de las pruebas que apuntan hacia Carvajal y su presunta participación en el pavoroso atentado, son el reconocimiento fotográfico de los vecinos de la bodega y de la misma propietaria, que lo señalan como la persona que iba a revisar el local continuamente.

A estos dos testimonios se junta otra prueba determinante de la que ya mencionamos en edición pasada de AL DÍA, la grabación de una llamada telefónica que le interceptó accidentalmente la Policía al día siguiente del atentado, en la que Carvajal supuestamente afirma: “Pusimos la bomba en la General Santander, tocó venirnos a encaletar...»

La interceptación telefónica era a una red de microtraficantes de Bogotá, y allí se escuchó esa llamada. Este detalle de la llamada telefónica fue el que condujo a la captura de Carvajal, a las 2:30 de la madrugada del viernes en su casa del barrio Los Laches, en el Centro de Bogotá.

No hay que pasar por alto que Ricardo Andrés Carvajal, según reporte de la Policía, fue capturado en el 2012 bajo cargos de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes; además de destinación ilícita de muebles e inmuebles. Hasta el 3 de diciembre de 2013 permaneció tras las rejas en la Cárcel Modelo de Bogotá.

Con base en los argumentos de la Fiscalía, el Juzgado 58 penal municipal de garantías de la capital de la república envió a Carvajal a la cárcel. Por estos hechos que merecieron el repudio del país, enfrenta cargos por cinco delitos: terrorismo agravado, homicidio agravado en concurso, tentativa de homi cidio agravado, daño en bien ajeno agravado y transporte de explosivo agravado.

A la salida de la diligencia, que se prolongó por 15 horas, y realizada en la sala 411 Bloque E, de los juzgados del complejo judicial de Paloquemano; Ricardo Andrés Carvajal Salgar, de 39 años, negó su vinculación en el atentado. “No tengo participación ni soy cómplice de ningún hecho”, dijo, y enseguida rechazó haber estado en la bodega donde se afirma se armó el carro-bomba.

Igualmente desmintió ser amigo o conocer al Mocho José Aldemar Rojas. “Están cometiendo un atropello conmigo, no he participado en ningún crimen”, reiteró. De hecho Carvajal no admitió ante el juez los cargos que le imputaron.