¿Qué Pasa?

Un mes sin Albertico, niño desaparecido en Tigrera, Santa Marta

Nada se sabe nada sobre el paradero del niño, sin embargo la fe sigue intacta

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Con la fe intacta Yuliana Sanguino espera encontrar sano y salvo a su hijo Alberto Cardona, de 6 años, desparecido hace un mes en Tigrera, jurisdicción de Santa Marta. El niño desapareció en compañía de su padre, quien cuatro días después de denunciada las ausencias, fue hallado sin vida con impactos de bala en la cabeza.

Aunque los esfuerzos de la Policía y los organismos de socorro parecieran agotarse, pues no ha habido trocha, camino y hueco de la región donde no hayan buscado, la esperanza no se aparta del sentimiento y se mantienen en la zona, esperando quizás que Dios haga el milagro.

“Hemos dado todo lo que hemos podidos dar; ha sido una labor de entrega y eso nos alienta. No hemos dejado solos a los familiares del niño y mucho menos a su madre”, dijo el mayor Eduardo Vélez Soto, director de la Defensa Civil seccional.

Agregó que “ha sido un mes de intenso trabajo y de compromiso en donde la experticia de nuestros hombres y de la Policía, al igual que los caninos de ambas instituciones, han buscado a Albertico sin desmayos”.

Por su lado Yuliana se aferra también a Dios y al profesionalismo de los socorristas, y sostiene, en su pálpito de madre, que “Albertico está con vida”.

COMIENZO DEL DRAMA

El drama de la mujer se inició el 20 de septiembre cuando se enteró que su hijo menor había desaparecido junto con su padre, de quien estaba separada y con quien libraba una disputa jurídica por la custodia de sus tres hijos.

La noticia de lo que estaba ocurriendo fue comunicada por la presidenta de la junta de acción comunal del caserío Las Cabañas, Diana Osorio, quien a través de la radio, el 21 de septiembre por la mañana, alertó sobre la prolongada ausencia en casa de padre e hijo. Alberto Cardona (el papá) y el pequeño salieron de casa el 20 de septiembre con destino al internado escolar de Minca, con el fin de recibir el informe escolar de sus otros dos hijos, también menores pero mayores que Alberto (7 y 10 años). De retorno a casa, ambos desaparecieron.

En un comienzo se creyó de que habían sido arrastrados por la corriente del río Minca, el cual debían atravesar.