Ludopatía en los jóvenes: la adicción de la que nadie habla

“Yo creía que era un hobby, me sentía feliz, pero era un vicio”. Así relata Pedro* (nombre cambiado) lo que pasaba por su mente a los 16 años cuando decidía apostar creyendo que era simplemente un rato de distracción. Sin embargo, poco a poco se fue convirtiendo en un problema.

Fue en plena pandemia cuando se dio cuenta de que ese “rato de esparcimiento” era mucho más que eso. “Yo creía que todo era color de rosa y me la pasaba con ese vicio. Realmente ahí supe que era una adicción”.

Y es que así como Pedro, la tendencia de iniciar en el mundo de las apuestas a temprana edad es cada vez más palpable. Así lo evidenció un estudio llamado “Correlaciones clínicas de las apuestas deportivas: una revisión sistemática”, en el que se muestra que la edad de los apostadores es cada vez más baja, en torno a unos 16 años.

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“Los estudiantes de entre 16 y 19 años tenían más probabilidades de mostrar características de juego problemático cuando participaban regularmente en apuestas relacionadas con el deporte”, señala el estudio que, aunque fue realizado en España, muestra una tendencia global según sus investigadores.

Y es que a pesar de que cada vez es más frecuente ver a adolescentes apostar poco se habla de esta adicción. Tanto así que son pocos los datos o las investigaciones en esta área en Colombia.

Se habla poco del tema

En el país el panorama de la ludopatía o del trastorno del juego es poco claro. Las últimas investigaciones en torno a este tema datan de 2018, realizada por el departamento de Psicología de la Universidad Nacional.

Uno de quienes estuvo al frente de dicha investigación que determinó que “más del 19 % de las personas tendría graves problemas de adicción a los juegos de azar, y el 13,7 % algún riesgo” es el doctor en Psicología José Ignacio Ruiz Pérez.

Y a pesar de este estudio, según explicó el mismo Ruiz a AL DÍA, “es preocupante que sea un tema del que se investigue tan poco en Colombia. Me preocupa que por momentos no tengamos más investigación con cifras más actuales”.

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Por otro lado, el profesor de la Universidad Nacional explicó que los estudios que él realiza “no son realmente de prevalencia en la población. Si es verdad que damos unos porcentajes, pero nuestras muestras son representativas pues son investigaciones hechas casi sin financiación”.

Y aunque el doctor en Psicología precisó que se encuentra trabajando en otro estudio, aun así los datos con los que trabaja no son actuales, pues son de 2017.

Por su parte el sicólogo especialista en salud mental y adicciones Alfonso Llanes declaró que se habla poco de esta adicción debido a la normalización que se le ha dado a esta conducta en la sociedad.

“Normalmente cuando se empieza a hablar de adicciones la gente comienza a relacionar este término directamente con sustancias y de alguna forma se olvidan que la adicción es una conducta que se ve reflejada de diferentes formas”.

Tendencia global

Una de las investigadoras del proyecto que determinó la baja en la edad de los apostadores es Gemma Mestre-Bach, quien en diálogo con este medio explicó las posibles causas de este fenómeno.

Una de las razones detrás de este auge, según explicó la investigadora de la Universidad Internacional de La Rioja, se debe al aumento de las casas de apuestas deportivas en línea.

“Han hecho grandes campañas de marketing en las que se habla y se potencia este componente de habilidad, te dicen que tú sabes mucho de deportes, que vas a saber ganar al azar y que tú tienes muchas posibilidades de ganar el premio”.

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En ese sentido, este tipo de juego ha empezado a triunfar entre personas más jóvenes e incluso con más estudios o quienes saben un poco de deporte, pues resulta más atractivo en comparación con otros tipos de juego como las máquinas tragamonedas.

“Hemos visto en los últimos años en la práctica clínica que cada vez llegan a consulta pidiendo ayuda por un problema con el juego gente más joven y sobre todo están interesadas en el tema de las apuestas deportivas online. Es por eso que ha habido una tendencia general a que esta edad de inicio del problema vaya bajando”.

Consecuencias

Cuando una persona padece de trastorno del juego, aún más cuando son jóvenes, están expuestos a una amplia gama de consecuencias que van desde la depresión hasta problemas familiares.

De acuerdo con María Eugenia Sarmiento, magíster en Psiconeuropsiquiatría y rehabilitación, “puede llevar a una persona a generar trastorno de depresión, ansiedad, consumo de sustancias como por ejemplo alcohol,  llevarán la persona a tener deudas y generar conflictos en la familia trayendo más aislamiento, irritabilidad e incluso dificultad para dormir”.

Sarmiento también precisó que el joven o la persona pueda verse inducido a apostar grandes cantidades de dinero para seguir teniendo esa emoción que obtiene al momento de jugar. “Comúnmente la llamamos adrenalina, en eso radica el problema que puede ser un factor de riesgo porque puede llevar a una persona a endeudarse de una manera drástica”.

Por su parte, Alfonso Llanes indicó que “vamos a tener juventud mucho más agresiva con menos tolerancia a la frustración, va a haber muchos problemas a niveles familiar, comunicativos, vamos a encontrar relaciones vacías y unos problemas de vinculación”.

Finalmente, la investigadora Gemma Mestre sostuvo que la consecuencia central del trastorno del juego es que “se convierte en el centro de la vida de estas personas. Entonces van olvidando y dejando de lado otras cosas importantes, ya sean familiares, de trabajo y sus responsabilidades. Y acaban teniendo problemas económicos y en el ámbito laboral”.

El rol de los padres ante la ludopatía

Regular el contenido al que acceden los menores es una de las recomendaciones sobre el rol de los padres que dieron los expertos consultados por EL HERALDO.

Asimismo, María Eugenia Sarmiento detalló: “Brindarles día a día amor, afecto, disciplina y siempre generar espacios de comunicación para hacerle saber y reforzarle cuán importante son los valores, los principios y buen comportamiento”.

Alfonso Llanes precisó: “No se trata de una sobreprotección, pero sí de darse cuenta que actualmente nuestros hijos dentro de un cuarto también están corriendo mucho riesgo de desarrollar unas adicciones que aunque no sean las sustancias prohibidas, son peligrosas”.