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Historias de comunicaciones o llamadas del más allá en la Costa

Visitas a los cuartos, llamadas a celulares y susurro en la oscuridad, son algunos de los fenómenos paranormales que muchas personas han presenciado.

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Los velorios y los funerales en la Costa son eventos rituálicos que trasporta a los asistentes a una atmósfera cargadas de misticis­mo, de creencias mortuorias apo­yadas por historias escalofriantes que se cuentan mientras se toma tinto en la sala de las casas o se dialoga en los pasillos fríos de las funerarias. Una de las creencias más populares que se tiene en esta zona del país es que el difunto “recoge sus pasos” o se comu­nica con familiares cercanos, llegan­do a ellos para dar su último adiós por medio de conversaciones fantasmales como ruidos inexplicables y también a través de la fragancia de perfumes que utilizaron en vida.

Pero hay varias historias escabro­sas en la Costa, antiguas y modernas que indican que los muertos no solo se despiden realizando ruidos; tam­bién se tienen registro de hechos en que los familiares difuntos han teni­do contactos paranormales infartan­tes por medios: de visitas a los cuar­tos, llamadas a celulares y susurros en la oscuridad, en los que parece que no solo han llegado a ‘recoger sus pasos’ sino también se quieren llevar al más allá a su seres queridos.

A continuación presentamos algu­nos relatos de personas que vivieron el duelo de despedir a un familiar en medio de extraños acontecimientos y los han compartido en nuestro grupo Costa Paranormal.

LA LLAMADA

Una historia escalofriante de comu­nicaciones con muertos para los ape­gados a los celulares es la de Liliana Suarez, de 27 años, una cosmetóloga que trabaja en el norte de Barranqui­lla, ella cuenta que era muy apegada a su prima cuando pequeña, pero debido a sus diferentes proyectos de vida, se quedó en la capital atlanticense, mien­tras que su prima Katy se radicó en Santa Marta, donde tuvo un mal em­barazo que le provocó la muerte por preeclampsia.

Liliana cuenta que no pudo ir al velo­rio, ni al entierro de su prima en Santa Marta por el temor de pedir permiso en su nuevo trabajo. Horas después del sepelio se mientras dormía, co­menzó a sonar su celularque había comprado hace 10 horas, el cual man­tenido debajo de la almohada.

“Re­cuerdo con horror que a las 2 de la ma­drugada empezó a sonar mi teléfono, me asombré porque casi nadie tenía mi nuevo número. Contesté y escuché que ella me hablaba ‘¡Hola prima!’; pregunté quién era y me respondió ‘No me vas a venir a visitar’.Ense­guida tiré el celular y me arropé de pies a cabeza, pero sentí que alguien se me sentó en el colchón”.

Al día siguiente Liliana revisó su ce­lular y pudo constatar que recibió una llamada que duró 30 segundos y fue hecha desde un número desconocido. “Pensé que se trató de una broma, pe­ro no fue así, era la voz inconfundible de mi prima”, aseveró Suárez.

¡NO SON DIFUNTOS SON DEMONIOS!

La señora Betildia Orozco, de 79 años, residente en el barrio Carrizal, dice que esas apariciones de difuntos son demonios, lo anterior basándose en una vivencia terrorífica ya que fue visitada por una hija que murió ahoga­da a los 8 años. “Tifany (su hija) entra­ba de noche a mi cuarto, se subía a mi cama toda mojada, esos encuentros me ocasionaban varios desmayos y al ama­necer aparecía chupada y mordida”.

Orozco buscó una santera para que la ayudara a que su hija descansara en paz. “Me recomendó que prendie­ra una veladora roja en la esquina del cuarto y mirara a esa parte llamando al espíritu de mi hija cuando viera al­guna sombra y la reprendiera; pero cuando prendí la vela y sentí que es­taba acompañada, vi un animal con las manos larga y las piernas de chi­vo, grité y se me apagó la vela, puedo asegurar que era un demonio”.