¿Qué Pasa?

Dago García busca a la ‘quillera’ que lo enseñó a bailar

El cineasta habló con AL DÍA sobre su nueva película ‘Al son que me toquen bailo’.

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La época de Fin de Año es la elegida por el libretista, productor y director de cine Dago García hace 17 años para estrenar sus comedias en las salas de cine. Le ha ido bien, dice sin titubeos y hasta tiene varios récords.

Para los que no lo saben, este rolo ha logrado situar dos de sus producciones entre las tres más taquilleras del cine colombiano, después del documental Magia salvaje, aparece El paseo 4 con una cifra récord de audiencia de 1.652.722 personas, y un renglón más abajo Una al año no hace daño 2, con 1. 501.795 asistentes. Esta última la estrenó en 2015 y superó a Star Wars: el despertar de la fuerza. “Después de eso no le temó a nada”, dice con voz firme.

Y es que Dago encontró en la comedia dirigida a la clase media del país la fórmula ganadora para imponerse en taquilla. Largometrajes como: Te busco, El carro, Mi abuelo, mi papá y yo, Las cartas del gordo; Muertos del susto, Ni te cases, ni te embarques, In Fraganti, El paseo, son muestra fiel de ello.

Ahora acaba de estrenar el pasado 25 de diciembre Al son que me toquen bailo,. En dialogó con AL DÍA, contó que tiene un ingrediente muy especial y es que está inspirada en la barranquillera que lo enseñó a bailar, Elizabeth Naar Escamilla, mujer a la que le perdió el paso y que hizo mucho más divertida su infancia al ponerlo a bailar vallenato.

También aprovechó para hablar de las claves de su éxito en la televisión y el teatro, recordó a su gran amigo el libretista Fernando Gaitán que nos dejó este año y analizó el presente y futuro del cine nacional.

Hace 17 años se la jugó por estrenar sus comedias criollas en Navidad ¿por qué escoge esta fecha para lanzarlas?

Eso ni siquiera es una decisión mía, porque finalmente quien determina el estreno de las películas es el exhibidor y distribuidor, que en mi caso es Cine Colombia. Ellos pensaron que este tipo de comedias que son ligeras, muy blancas y familiares, empatan muy bien con el espíritu que hay en las vacaciones y en especial en Navidad, época en la que la gente se llena de otro ánimo y este tipo de comedias calan bien. Lo probamos, nos fue muy bien y desde entonces siempre salimos al ruedo los 25 de diciembre.

¿Qué tanto se mueve la taquilla en un día como el 25 de diciembre, le ha ido bien con sus películas?

Sí, generalmente nos ha ido muy bien, hemos encontrado una buena sinergia, de hecho mis películas más taquilleras se estrenaron el 25 de diciembre. La respuesta del público por fortuna ha sido positiva y tengo el récord de tener el top tres de las cintas más taquilleras a dos mías, Uno al año no hace daño y El paseo, que solo son superadas por el documental Colombia, magia salvaje. Derroté a Stars Wars en 2015, entonces no puedo decir que me ha ido mal.

¿En sus producciones cuál es reflejo que muestra de nuestra Idiosincrasia?

Las pequeñas aventuras de la clase media, creo que eso refleja demasiado. Ni son las grandes aventuras épicas, ni son los personajes marginales, sino comunes y corrientes con una alta dosis de humor y de ironía. Así que si tengo que definir el cine que hacemos nosotros, yo diría que es muy de clase media colombiana.

Háblenos un poco de Al son que me toquen bailo ¿Qué tiene de especial?

Esta es la arqueología de lo que ha sido el baile popular en Colombia, es la partitura bailable de los colombianos, porque es la historia de un hombre desde que es niño hasta que se convierte en abuelo, pero contada a través de todos los bailes que han estado de moda en sus épocas. Comenzamos con la música tropical, la disco, la salsa, el merengue, El menaito, La macarena, El aserejé, La gasolina y vamos desembocando en la época del reguetón. Yo estoy convencido que Colombia es un país de bailadores, al punto que el que no sepa bailar tiene un problema grande, porque los ritos del amor están atravesados por el baile.

Lo más especial de la cinta es que tiene algo de mi infancia, yo tenía 7 años cuando llegó al barrio San Miguel en Bogotá una familia barranquillera, eran cuatro hijos: David, Joaquín, Adriana y Elizabeth. Esta última era contemporánea con todos mis amigos y con su sabor Caribe nos enseñó a bailar a todos, eso se me quedó en la memoria y siempre pensé que era el origen de una buena película y por fin la hice.

¿Usted fue DJ de una discoteca, cuál es el son al que más le gusta bailar?

Sí, fui DJ durante 17 años de una discoteca llamada Quiebra Canto, un sitio de salsa en Bogotá, así que me considero salsero bravo. Yo tengo una vieja película con mis amigos caleños y barranquilleros porque la salsa tomó forma fue por Bogotá, de hecho Niche para surgir se forjó en esta gran urbe, así que defiendo a Bogotá como el epicentro salsero de Colombia.

Me gusta también el vallenato y en la película el momento más climático es cuando llega el vallenato, para mí es la música nacional. Este año hice un espectáculo teatral llamado Amarte más no pude, en el que la música de Diomedes era la protagonista y todas las funciones fueron exitosas. Así que en la banda sonora de la película está Amarte más no pude y Calma mi melancolía de Jorge Oñate.

¿Es el único cineasta colombiano que se da el lujo de estrenar película cada año ¿aún le cuesta trabajo hacerlo o ya es mucho más fácil?

Hacer una película siempre tendrá su complique, porque te exige mucho rigor. De hecho esa considero es la clave de mi éxito ser muy aplicado y dedicado en lo que hago. Le imprimo el mismo amor a etapas del cine que por ejemplo otros productores obvian, la promoción y el mercadeo, esto es vital. En Colombia hay una triste realidad y es que se producen excelentes películas y la gente nos las ve por falta de promoción, por mercadeo. Hemos sido muy tímidos en las estrategias y en considerar el mercadeo como parte del proceso, entonces se le invierte poco y por eso a veces se fracasa.

¿Usted ha producido obras para teatro, cine y televisión, con cuál formato se queda?

Cada uno tiene sus posibilidades, sus dificultades, a mí me gusta mucho la televisión, vengo de ella, pero en el teatro encuentro otro tipo de posibilidades expresivas y en el cine también, es por eso que me muevo en las tres aguas. Todo se reduce a la dramaturgia y esta tiene diferentes formas de manifestarse.

¿Algunos lo han encasillado solo con las comedias, qué puede decir al respecto?

Que estoy bien encasillado (risas), porque el género que me mueve y me da satisfacciones es la comedia popular, la blanca, así que no me sonrojo por eso. A veces he participado en proyectos de otro carácter igual de exitosos como El abrazo de la serpiente, Pájaros de Verano o Monos.

¿Qué alista para el 2020 a nivel cinematográfico?

Comenzamos haciendo una película con el cómico Loquillo, después nos meteremos de cabeza en El Paseo 6 que es la excursión de 11. Eso lo iniciamos en marzo. También venimos con El Aguafiestas que ganó el portafolio de estímulo del Ministerio de Cultura. Con eso estamos muy contentos.

¿Y desde su puesto como vicepresidente de producción del Canal Caracol qué prepara?

Tenemos una oferta de lujo con A otro nivel, que viene con una novedad, las audiciones las hicimos usando un formato que se llama Canta conmigo, que se produjo en Brasil. Luego vamos a poner en pantalla la serie Amar y vivir y La Nocturna. Para la costa lo más esperado sin dudas en la serie de Martín Elías, estamos buscando la mejor fecha para lanzarla.

Este año nos dejó un gran amigo suyo Fernando Gaitán ¿qué recuerdos tiene de él?

Lo que se me viene a la mente es el enorme talento que tenía para contar historias en pantalla o en teatro, pero también para hacerlo verbalmente, era un tipo culebrero, un encantador de serpientes, sus cuentos eran mucho mejores que sus telenovelas. Lo recuerdo mucho contando sus historias y todos toteados de la risa. Él siempre tenía una historia que contar en la que se metía y siempre salía perdedor. Él tenía la facultad de burlarse de él mismo y construir historias divertidas, eso es algo que extraño mucho.

¿Finalmente que le manda a decir a Elizabeth?

Que muchas gracias (risas), ella no sabe lo que hizo por una generación de cachacos, nos enseñó a bailar y a querer, no he vuelto a saber nada de ella, la sigo buscando…

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