¿Qué Pasa?

Trompetas y mentiras desataron el infierno de la Segunda Guerra Mundial

Hoy se conmemoran 80 años del estallido de este histórico hecho que se prolongó seis años.

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Imagine despertarse en la madrugada aturdido por el sonido de una explosión, tener que salir corriendo de su casa porque se está cayendo a pedazos, encontrarse en la calle con media ciudad destruida y no tener ni siquiera tiempo para procesarlo porque siguen lloviendo bombas del cielo, mientras se escuchan sirenas anunciando el desastre.

Por muy increíble que parezca, esta es apenas una de las escenas que tuvieron que vivir los habitantes de la pequeña ciudad de Wielun, en Polonia, el 1 de septiembre de 1939 cuando fueron atacados por alemanes al mando de Adolf Hitler. Un día como hoy, hace exactamente 80 años, tanto polacos como alemanes presenciaban el inicio de la infame Segunda Guerra Mundial a las 4:40 de la madrugada, mientras el mundo dormía.

Zofia Burchacinska, de 91 años, es una de las sobrevivientes del ataque a Wielun y, aunque en su rostro se refleje el paso de los años, en su memoria sigue intacto el recuerdo de aquella madrugada en la que experimentó lo que era estar en el infierno.

“Al alba, cuando aún estaba gris afuera, me despertó un sonido extraño, un rugido potente que nunca había oído. De pronto, el techo se fisuró y los vidrios estallaron en pedazos. Nuestras ventanas daban a la calle donde cayeron las primeras bombas, un poco más lejos, sobre el hospital”, cuenta Zofía que por ese entonces tenía apenas 11 años.

El sonido que la aterró era el de las trompetas de Jericó, unas sirenas colocadas en el tren de aterrizaje de los “bombarderos en picada”, aviones Junkers Ju 87 que tenían como único objetivo sembrar pánico en una población sin defensa. Lo lograron.

Aquel día Zofia huyó con sus padres. Corrieron por la ciudad en llamas abriéndose paso por los escombros junto a decenas de personas más, entre las que estaba Tadeusz Sierandt, que tenía ocho años en 1939.

“La gente corría para todos lados, huían, algunos sin vestimentas. Vi muertos, heridos. Humo, ruido, explosiones. Todo ardía...”, recuerda Sierandt.

Reducida a escombros

El bombardeo del 1 de septiembre de 1939 dejó la ciudad de Wielun destruida. Era un objetivo de fácil alcance por estar ubicada en el centro de Polonia y tener apenas 16 mil habitantes, por eso, cuando el general Wolfram Von Richthofen, el exjefe de la Legión Cóndor, dio la orden de atacar sorpresivamente, la masacre fue inevitable.

Parques, plazas de mercado, hogares, locales comerciales y cientos de familias de Wielun quedaron hechos pedazos; y aunque nunca se estableció el número exacto de víctimas, las estimaciones van de varios cientos a más de mil muertos.

Tal fue la destrucción que, cuando regresaron los que habían huido durante el ataque, la ciudad era irreconocible. “Recién regresé a Wielun tras la supuesta liberación, con la llegada del ejército rojo. No reconocí la ciudad, Mi padre tenía que llevarme de la mano para ir a la escuela. No había más mercado, no había calles”, dice Zofia.

Tras la guerra, Wielun fue reconstruida. Hoy en día es una bella y próspera ciudad de 25 mil habitantes, con calles y parques cuidados, orgullosa de su identidad de antigua ciudad real fundado en el siglo XIII.

“Solo las ruinas de la iglesia parroquial del centro llevan actualmente las huellas de las explosiones de bombas, lo que muestra la amplitud de la destrucción”, afirma a la AFP la vicealcaldesa Joanna Skotnicka-Fiuk.

Wielun tiene relaciones con Alemania a través de ciudades asociadas, pero este año, el 1º de septiembre, ese vínculo alcanzará un nivel sin precedentes con la visita del presidente alemán Frank-Walter Steinmeier.

Con puras mentiras

Algo que pocos conocen es que la Segunda Guerra Mundial comenzó por una mentira que involucraba a los polacos. Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich, explicó que Hitler necesitaba una excusa para iniciar la guerra, por eso idearon un plan: hacer incursiones fronterizas e incriminar a los polacos. Eran operaciones de “bandera falsa”.

El 31 de agosto de 1939 se llevó a cabo la incursión más importante, pues fue la que dio paso inmediato a la guerra. Miembros de un comando de las SS, dirigido por Alfred Naujocks, se hicieron pasar por insurgentes polacos y atacaron la estación radiofónica alemana de Gliwice en Alta Silesia.

“¡Atención! Aquí Gliwice. La estación está en manos polacas”, era el mensaje que los alemanes querían hacer llegar a todo el mundo y, aunque apenas fue escuchado en Berlín, dio rienda suelta a la estrategia bélica de Hitler.

Horas más tarde, el 1 de septiembre de 1939, Adolf Hitler se dirigía al pueblo alemán diciendo: “Esta noche, soldados regulares polacos han disparado por primera vez contra nuestro territorio. Desde las 5:45 de la madrugada devolvemos los disparos”. Se refería al bombardeo a Wielun.

¿Por qué Wielun?

“Es probable que los alemanes se hayan dado cuenta de que Wielun era una ciudad bi-cultural. La población polaca dominaba, seguida por la judía. Aquí no había minoría alemana, contrariamente a otras ciudades del centro de Polonia”, analiza el historiador Tadeusz Olejnik.

“Por otra parte, cuando las bombas cayeron en una ciudad que dormía, la gente huyó masivamente de ese infierno, bloqueando las rutas y complicando los movimientos del ejército polaco”, explica este universitario que vive Wielun.

Además, “en los primeros informes alemanes, se explica el ataque contra Wielun en el hecho de que la ciudad albergada una importante población judía. En 1939, sobre cerca de 16.000 habitantes, exactamente el 33,39 % eran judíos”, agrega el profesor Olejnik.