Historias

Nuevos y crudos detalles sobre el asesino en serie que mataba mototaxistas por placer

Al “monstruo de Tenerife” se le sindican más de 60 homicidios en todo el país.

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Cuatro años después de la desaparición y muerte de

Marlon Enrique Ceballos González

, de 31 años, los habitantes de San Diego ubicado a 20 kilómetros de la capital del Cesar, aún recuerdan cómo su madre lo buscaba desesperadamente hasta el último rincón de este municipio. Lo que nunca se llegaron a imaginar es que aquel muchacho mototaxista criado y nacido en un pueblo al que describen tranquilo y pasivo terminara muerto por un asesino en serie al que se le sindican más de 60 homicidios en el país. Marlon Enrique desapareció el 20 de octubre de 2012 cuando salió de su residencia en el barrio La Victoria, en San Diego.

FUE ASESINADO

El causante de su muerte es

Luis Gregorio Ramírez Maestre

, de 35 años, conocido como el

Monstruo de Tenerife

, oriundo de Valledupar. Recibió este seudónimo a raíz de la condena que paga en la Penitenciaria de Girón (Santander) por haber asesinado al también mototaxista, Jhon Jairo Amador De la Rosa, ocurrido el 20 de mayo de 2012, en Tenerife, zona rural de Barrancabermeja (Santander).

Ramírez Maestre elegía mototaxistas entre los 19 y 30 años, ninguno media más de 1.70 metros de estatura, ni pesaban más de 60 kilos, con el fin de someterlo fácilmente. Su táctica era simple y efectiva, aprovechaba su carisma para generar confianza. Pedía que lo llevaran en la ‘mototaxi’ a un lugar que ya había escogido, a las afueras de las ciudades en las que actuaba.

Marlon Enrique Ceballos tenía un hogar y dos hijos.

Aprovechaba que iba en la parte trasera del vehículo y después de conversar todo el camino con el conductor, cuando este se detenía lo sujetaba por la garganta hasta que perdiera el conocimiento, y teniendo cuidado de que no muriera. Luego los amarraba con una cuerda a un árbol hasta que morían. Una de las características particulares de este asesino era que siempre hacía el mismo nudo.

La mayoría de las víctimas morían por asfixia y tortura, según los exámenes y las investigaciones de Medicina Legal y peritos de la Fiscalía.

De acuerdo con el médico psiquiatra Alexánder Mindiola Romero, la manera en las que actúan personas como Luis Gregorio, seguramente no tienen una condición psiquiátrica definida.

En la última audiencia en contra del Monstruo de Tenerife, este dijo a través de un preacuerdo con la Fiscalía Primera seccional de Barrancabermeja (Santander), que aceptaba el homicidio en calidad de cómplice. Al parecer no actuó solo.

A Luis Gregorio lo vincularon a este caso debido a que en el allanamiento que realizaron para su captura encontraron una colección de cédulas de las víctimas, entre estas estaba la de Marlon Enrique.

En la última audiencia Luis Ramírez aceptó el homicidio en calidad de cómplice.

Uno de los investigadores dijo que “se tiene conocimiento que en este proceso hay una mujer vinculada, que ya está individualizada e identificada”.

En marzo de 2013, los restos óseos de Marlon Ceballos fueron encontrados en la finca Los José, en la vía San Diego-Codazzi. Cazadores de la zona informaron a familiares de la víctima sobre el hallazgo, siendo el CTI seccional Cesar, el que realizó la inspección técnica e inició las investigaciones.

Los restos óseos fueron encontrados en la finca Los José, en la vía que conduce a Codazzi.

La Fiscalía determinó la identidad por medio de pruebas de ADN realizadas a la madre de la víctima, Sixta Ceballos. Medicina Legal determinó que estos eran 99.99% compatibles.

PRESINTIÓ MUERTE DEL HIJO

Sixta contó que fueron y son días llenos de angustia, primero por no saber dónde estaba su hijo y ahora enterarse que está muerto por manos de un asesino en serie.

Silvia Ceballos mostró la casa de donde salió Marlon Enrique y nunca más volvió.

“A los tres días de haber desaparecido mi hijo, ya sabía que estaba muerto porque mi presentimiento de madre me lo decía. Un día luego de tanto buscarlo, regresé a la casa y me senté en una silla cerré mis ojos, pero no estaba dormida y vi a ese hombre, a Luis Gregorio Ramírez Maestre, le pedí mucho a Dios que me mostrara dónde estaba mi hijo. Vi a mi hijo con angustia, desespero… lo vi atado a un árbol con las manos atrás y una pierna arriba. En esa revelación vi a mi hijo y ya sabía que estaba muerto”, manifestó Sixta.

La mujer comentó que lo más doloroso y agobiante en todo este caso es sentirse cerca de Luis Gregorio Ramírez, cuando han asistido a las audiencias.

Para la época que desapareció Marlon, no solo su madre fue quien inició la búsqueda, junto a ella estaban funcionarios públicos como Luz Marina Garrido, secretaria de la Personería de San Diego en ese periodo.

“Fue un hecho de gran connotación, generalmente son casos que no se ven con frecuencia, cuando él desapareció todo el mundo se alarmó, la Policía estuvo en la búsqueda, familiares y las entidades oficiales, pero se vino a saber de él a los cinco meses… primera vez que sucede esto acá en San Diego, de un mototaxista primer caso acá. Era un joven que no tenía vínculos con grupos armados, por el contrario, su mamá es desplazada del conflicto armado y la verdad no sé por qué a ese muchacho le pasó eso… tampoco tenía amenazas”, dijo la funcionaria.

El fiscal en este caso indicó que con cada investigación habrá justicia, verdad y reparación para las víctimas.