¿Qué Pasa?

“A mi hijo lo sacó de la casa alguien de su confianza”, madre del joven desmembrado

Emilse Vásquez habló en exclusiva con AL DÍA sobre el asesinato de su hijo.

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En la sala de un sencillo apartamento en el barrio El Bosque, con la mirada perdida como tratando de encontrar entre sus recuerdos en qué momento ocurrió todo,

Emilse Isabel Vásquez Fernández

ve pasar los días sin hallarle consuelo a su dolor. Ella es la madre de

Jaily Herazo Vásquez

, el joven de 22 años hallado desmembrado y sus partes guardadas en cuatro cavas de icopor que abandonaron en la vía Caracolí - Malambo, a las 8:15 de la noche del pasado 7 de septiembre.

Las lágrimas le ruedan fáciles y ligeras a esta mujer de 42 años con solo mencionarle el nombre de Jaily, o Jordy, como prefería llamarlo. Ese apodo familiar se lo creó ella misma cuando lo parió y se dio cuenta de que los ojos del niño eran de un azul cristalino, similares a los de un cantante francés con ese nombre.

Estas son dos de las cavas en las que metieron las partes del cuerpo desmembrado de Jaily Herazo Vásquez.

Emilse hizo un alto a su congoja y recibió a

AL DÍA

en el inmueble en el que reside como inquilina. Lo primero que quiso dejar en claro fue que su hijo no era ni prestamista de dinero, ni taxista, ni mujeriego, como salió publicado en los medios con base en declaraciones de algunos de sus parientes.

La atribulada mujer recordó que una de las pasiones de Jordy desde su niñez fue el fútbol, pero una lesión en la rodilla derecha le truncó los sueños de volante creativo, que era su posición en la cancha. Afirma que no tiene la más mínima idea de quién pudo ordenar y cometer semejante crimen atroz.

¿Quién era Jaily Herazo?

Jaily era el cuarto de mis cinco hijos. Un moreno alto, de ojos claros, barranquillero. Tenía 22 años y dejó un hijo de 4 meses de nacido.

¿A qué se dedicaba?

Él no tenía un trabajo fijo, pero laboraba con mi hermano impermeabilizando casas y edificios para proteger los techos de la humedad. En octubre, noviembre y diciembre decoraba casas y conjuntos del norte de la ciudad con motivos de Navidad. Trabajaba con mi hermano, que es electricista. Él se lo llevaba para donde fuera.

Un pariente suyo dijo el día del sepelio, que Jaily era prestamista. ¿Eso es cierto?

No sé de dónde habrán sacado eso de que mi hijo prestaba plata. También quedé aterrada cuando dijeron que era taxista. Mi hijo no sabía manejar carro. Él solo manejaba moto.

Ese pariente dijo también que el dinero que prestaba era en sociedad con un amigo…

Él nunca trabajó prestando plata. Si hubiera sido así yo lo dijera. A dónde va a tener mi hijo plata para prestar. Mira en las condiciones que yo vivo, y arrendada. Si mi hijo hubiera sido prestamista yo viviera en mejores condiciones.

¿Dónde y con quién residía Jaily Herazo?

Vivía aquí en mi casa con su mujer. Él se conoció con ella aquí en Barranquilla. Ella es de Cartagena, pero cuando se conocieron se la trajo para acá y aquí se quedaron viviendo. Él vivía con su mujer aquí hasta el día que me lo quitaron.

En este apartamento (der.) vivía Jaily junto a su familia.

Pero familiares suyos afirmaron que él residía en La Esmeralda…

Él nació en La Esmeralda. Nosotros toda la vida vivimos en ese barrio. Pero de allá nos mudamos porque en el 2010 la lluvia afectó la casita donde vivíamos. La Alcaldía me hizo desalojarla porque el techo estaba que se caía. Al principio me pagaban un arriendo para vivir en otro lado, pero después de un tiempo dejaron de hacerlo. Todavía estoy a la espera de que me den mi casa.

¿Qué estudio Jaily? ¿Tuvo la oportunidad de prepararse?

A mi hijo solo le faltó un año para terminar el bachillerato. Cuando pelao estaba metido en danza. Después se salió porque le gustaba más el fútbol, él quería ser futbolista, pero por falta de dinero y una lesión no pudo seguir.

Él comenzó a jugar a los 7 años, se formó en la escuela de fútbol Real Esperanza que entrenaba en la cancha del barrio El Carmen. Después se mostró en equipos profesionales como Itagüí, Pereira, Medellín. En la última ciudad que estuvo fue en Cali, porque iba a jugar en el América. Ya lo habían escogido y todo, pero en una práctica sufrió un golpe en la rodilla derecha y no pudo seguir. Eso fue entre 2011 y 2013. Después lo metimos en un tratamiento y se le compuso, pero no pudo continuar. Era un excelente futbolista, jugaba como volante 10.

También jugó en la Autónoma, pero se aburrió porque entrenaba y nunca jugaba. Él decía que para estar gastando pasajes todos los días, mejor se ponía a trabajar y ayudarme.

Desde los 7 años, Jaily Herazo soñó con ser futbolista.

El mismo familiar en mención dijo que posiblemente el asesinato estaba relacionado con un lío de faldas, ¿Se refería a algún amorío en particular que tuvo Jaily? ¿Por qué la sospecha?

Sinceramente no sé qué fue lo que pasó. Decirte algo es mentirte. ¿Lío de faldas? No creo. Porque a él nunca le armaron escándalos por mujeres. Mi hijo no era ni peleonero. Era de poco hablar, porque tenía pocos amigos. Él era muy callado, muy tímido.

¿Qué les han dicho las autoridades? ¿Qué tanto ha avanzado la investigación?

El jueves ya todos sabían que era mi hijo, pero las autoridades llegaron a mi casa el sábado. Nos preguntaron qué sabíamos, dijimos que nada, porque esa es la realidad.

¿En qué momento de ese fatídico miércoles decide salir a buscar a su hijo?

Mi hijo no tenía por costumbre demorarse tanto en la calle sin avisarme, sin llamarme. Él me llamaba cuando, por ejemplo, se iba a quedar donde sus hermanas. Pero por la forma en que se fue vestido y al ver que era tarde y no llegaba, me preocupé.

¿Y cómo se fue vestido?

Se fue en suéter, pantaloneta y chancletas. El suéter que llevaba era gris con negro y la pantaloneta roja. Mi hija me llamó como a las 5 de la tarde (del miércoles 7 de septiembre) y me dijo: “Mami, mi hermano no ha llegado, salió desde las 11 de la mañana. Él recibió una llamada y le dijo a Johana (su mujer): "espérame ahí, ya vengo"… ¿No te ha llamado?”.

Yo le dije que no, luego le marqué al celular pero estaba apagado. En realidad no me preocupé porque todavía era temprano. Llegué del trabajo, se hicieron las 8:00 de la noche y nada. Creí que como había llovido, de pronto se había formado alguna pelea con piedras, lo encontraron sin documentos y se lo llevaron. Fui a la estación de Policía de El Bosque, pero no estaba. Me quedé hasta tarde esperando que regresara, y nada. Al día siguiente salí a primera hora con mis dos hijas y fuimos a todos los hospitales y clínicas, y tampoco. Fui a la Uri y me dijeron que no había nadie ahí con el nombre de Jaily.

Visitamos la UPJ y ahí nos dijeron que sí estaba, y a mí me volvió el alma al cuerpo. Pero cuando salió era un muchacho blanquito, que tenía el mismo nombre, pero no se parecía en nada a mi hijo.

Me monté otra vez al taxi con mi mente confundida. En ese momento en la radio anunciaron dos noticias: la de un hombre que iba en una moto y le dieron unos tiros, y la de un desmembrado.

En ningún momento creí que se tratara de mi hijo, pero me llamó la atención que dijeran “de piel morena”. Ya yo había buscado en todos lados y no lo había encontrado. Entonces les dije a mis hijas: "Vamos a Medicina Legal", pero iba casi 100 por ciento segura de que ese no era él.

Jordy, como era conocido por muchos, en una de las habitaciones de la humilde vivienda donde residía en El Bosque.

¿Qué ocurre cuando llega a Medicina Legal?

Cuando llego a Medicina Legal le digo a la doctora que mi hijo se llama Jaily Herazo, y que tiene un tatuaje en el brazo izquierdo. La doctora salió y me preguntó: “¿Cómo se llama el muchacho?”. Le dije: "Jaily". Me respondió que ese nombre no era común.

Luego me dijo: “En el cuerpo del desmembrado, un brazo tiene ese nombre: Jaily”. Cuando escuché eso se me nubló la mente, pero todavía decía que ese no podía ser. Yo no tuve el valor para ver las partes del cuerpo de mi hijo. Simplemente vi el tatuaje en su brazo. No vi más nada. La doctora me dijo: “Cálmese y esperemos que sea identificado plenamente”. Entonces iniciaron el trámite y de Bogotá mandaron un reporte con las huellas digitales de él. Unos minutos después la médico salió y me dijo: “Mamá, me duele mucho darte la noticia, pero sí es él”. Y ahí es donde yo entro en shock.

¿Tiene alguna idea, sospecha, indicio de quién pudo haber cometido este crimen atroz?

La verdad es que no sé quién le hizo esto a mi hijo.

¿No se ha acercado nadie a hacerle algún comentario relacionado con lo ocurrido?

Nadie me ha venido a decir nada, ni puedo juzgar a nadie, porque no sé. Solamente digo que el único que sabe es Dios, mi hijo y las personas que le hicieron eso.

¿Jaily tenía algún familiar, amigo o conocido en Malambo (sus partes fueron encontradas en esa jurisdicción)?

No. Nosotros no tenemos familia allá. Tampoco le conocí amigos que vivieran en Malambo. Los que él tenía eran de por aquí mismo y era de pocos amigos. Sus amigos eran de fútbol. Jordy se ponía a jugar con los pelaítos de por aquí y se los llevaba para la cancha.

¿Jaily o Jordy?

Lo que pasa es que mi hijo nació con los ojos azulitos. Y para ese entonces había un niño cantante que se llamaba Jordy, entonces yo le quise poner ese nombre. Al papá no le gustaba y decía: “No, él se va a llamar como yo: Jaily”. Siempre teníamos esa pelea. Yo le decía: “Para ti se llama Jaily, pero para mí se llama Jordy”. A mi hijo nada más lo conocían como Jaily en la escuela de fútbol y en el colegio, pero para el resto de la gente era Jordy.

Si tuviera una oportunidad de ver a su hijo por última vez, ¿qué le diría en ese encuentro? ¿Qué le preguntaría?

Le preguntaría que por qué le pasó esto. Le pediría que me explicara, porque no entiendo nada. Cuánto anhelaba yo que mi hijo no hubiera sido ese que estaba desmembrado. Yo guardaba las esperanzas de volverlo a ver llegando a la casa. Pero mis esperanzas se derrumbaron. A veces me niego a aceptarlo, pero tengo que reconocer que era él. Nunca me imaginé que mi hijo iba a tener esa muerte tan horrible.

Con todo lo macabro que fue el homicidio de su hijo, ¿usted perdonaría a los asesinos?

Yo los perdonaría, porque no soy nadie para juzgar. El que juzga es el de arriba. Se lo dejo todo a Él. Lo que sí digo es que a mi hizjo lo sacó de la casa alguien de su confianza. En la forma en que salió tuvo que haberlo llamado un amigo o, por lo menos, alguien muy conocido.