¿Qué Pasa?

El don de Valentín, el abuelo de 96 años que teje abanicos con sus manos y pies

Baraya es un corregimiento habitado por 300 familias y de estas 250 se dedican a elaborar escobajos.

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Mientras el 95% de los 1.200 habitantes que tiene el corregimiento de Baraya, en el municipio de Galeras se dedica a la elaboración de escobajo o escoba de varita, como también se le conoce, las manos de Valentín Bohórquez Bustamante fabrican abanicos.

Para ambos oficios se necesita de la palma de corozo, la misma que les sirve para techo y para cercar casas, lo que varía es el tiempo en que esta planta se debe utilizar.

Valentín, de 96 años, con una mente lúcida y las mismas ganas de trabajar que cualquier joven, trabaja la palma desde hace 60 años, en el tiempo anterior trabajó en las labores del campo.

Tenga o no encargos, Valentín, a diferencia de otros que elaboran escobajos, no espera que nadie le venda la materia prima, el mismo va a los campo, desafiando todo peligro, en busca de la palma que trenza con una dedicación absoluta y para la que no solo utiliza sus manos sino también sus pies, pues son estos últimos los que soportan el trenzado que ya ha hecho.

Yo necesito para esto una palma que no esté muy seca, pero tampoco muy biche para poderla trabajar, para moldearla y buscarle la figura”, anota don Valentín, como es llamado por muchos en Baraya que ven en él a un hombre de respeto y admiración.

Los cogollos, como él llama a la palma que necesita para hacer los abanicos, nunca faltan en su casa, de hecho cuando

AL DÍA

llegó a su casa, que es de las últimas de este pueblo, lo encontró elaborando los abanicos que él vende a mil pesos.

Siempre hay gente que viene aquí a comprarme abanicos y yo siempre tengo listos porque después que tenga los cogollos aquí me pongo a elaborarlo. Hay días en los que hago una, una y media o dos docenas. La gente viene aquí porque sabe que yo soy quien hago los abanicos, las demás personas de este pueblo hacen es escobas”, anota.

Cualquier persona a la edad de Valentín Bohórquez podría estar tirado en una cama esperando que le lleven los alimentos o medicamentos y hasta necesitando de la ayuda de otras personas o de bastones para su desplazamiento, pero en su caso no es así, por el contrario, es él quien aún ayuda con el sostenimiento del hogar y con el cuidado de su esposa que si presenta quebrantos de salud.

Convive con una hija y la familia de esta, y en su casa hay una pequeña tienda, donde además de elementos de primera necesidad las personas también pueden encontrar los abanicos de palma o también conocidos jocosamente como los de siete velocidades, muy recomendados por estos días de intenso verano.

Valentín revela que el secreto para mantenerse en pie a pesar de su edad lo cultivó desde muy joven cuando empezó a comer sano y a no trasnochar.

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